Fundación CYD | El Informe CYD 2016 muestra el aporte de la universidad al desarrollo

El Informe CYD 2016 muestra la contribución de la universidad al desarrollo

El Informe CYD 2016
La Fundación CYD ha publicado la decimotercera edición del Informe CYD sobre la contribución de las universidades españolas al desarrollo, el Informe CYD 2016. El Informe CYD se ha convertido en un documento de referencia sobre la Universidad española y sobre la contribución de las universidades españolas al desarrollo. En su decimotercera entrega destaca que las universidades españolas empiezan a reflejar en positivo el cambio de tendencia de la situación económica general.
Durante los años de crisis económica las universidades han aprendido a gestionar su actividad con muchos menos recursos, tanto económicos como humanos, obteniendo, sin embargo, buenos resultados y, en algunos casos, excelentes. Se trata ahora de mantener los niveles de eficiencia alcanzados tratando de conseguir objetivos más ambiciosos, que coloquen al sistema universitario español en mejores posiciones en el contexto internacional. Una universidad comprometida socialmente que continúe impulsando la transformación de la economía española hacia una economía más competitiva internacionalmente y capaz, por tanto, de aumentar el bienestar de sus ciudadanos.
Para ello habrá que dotar a las universidades de los instrumentos que les permitan hacer frente a este reto, mejorando su financiación, facilitando la incorporando talento, y rebajando las barreras normativas que les impidan alcanzar sus objetivos.
Principales mensajes y conclusiones
En el año 2015, por primera vez en la presente década, los presupuestos liquidados de las universidades públicas presenciales españolas mostraron una variación anual positiva, en el entorno del 3% tanto para los ingresos como para los gastos totales. A pesar de ello, los gastos liquidados de 2015 seguían siendo un 11,7% más reducidos que los de 2009 y los ingresos, un 15,4% menores.
El personal docente e investigador (PDI) de las universidades españolas registró un crecimiento en el curso 2015-2016 del 2,4% respecto al anterior (llegando a los 118.094 efectivos), y consolidó así la inflexión que se observara en 2014-2015, con un leve ascenso del 0,3%. De esta manera, se rompe claramente la tendencia al descenso que se venía experimentando desde el inicio de la presente década. Dicho aumento se dio por primera vez  en el curso 2015-2016 en  las universidades  públicas, un 1,6% (en el curso anterior aún registró una variación negativa y con descensos desde principios de la década).Asimismo, por primera vez en el último lustro, el personal de administración y servicios (PAS) experimentó en el curso 2015-2016 una variación anual positiva, del 1% (totalizando 59.404 trabajadores).
El mercado de trabajo español para los titulados en educación superior, un 35,7% de la población de entre 25 y 64 años, ha tenido un mejor comportamiento en los tres últimos años que el de la Unión Europea. Así, en 2016, la tasa de ocupación de los graduados superiores españoles acorta en dos puntos la diferencia respecto a la del conjunto de la UE – en 2016 era cinco puntos inferior a la del conjunto de dichos graduados en la UE, cuando en 2013 esta diferencia era de siete punto0 -. Por su parte la tasa de paro reduce en 3 puntos la diferencia respecto a la de la UE: en 2016 era poco más de seis puntos superior (10,9% frente a 4,7%), en contraste con los nueve puntos de diferencia (14,9% frente a 5,9%) de 2013.
Los indicadores de transferencia muestran una inflexión en el año 2015. Un primer aspecto a destacar es el aumento del 2,7% del gasto en I+D ejecutado por la enseñanza superior tras la disminución continua que se venía observando desde el inicio de la década (3.704 millones de euros en 2015). Asimismo, en cuanto al volumen de captación de recursos fruto de la colaboración entre universidades y empresas, se observa una ligera recuperación de los ingresos, del 5,2% respecto al 2014 (468 M€ en 2015). Este leve aumento, no obstante, está lejos de contrarrestar la disminución continua experimentada desde 2008.
También hay que añadir que el volumen de publicaciones aumentó en más de un 25% si se compara la producción científica de 2015 con la de 2010, permitiendo a España mantener el décimo puesto en la relación de países con mayor producción a nivel mundial. Casi un 70% de los documentos científicos publicados en el periodo se debieron a la universidad. Sin embargo, el nivel de liderazgo y excelencia ha disminuido en el quinquenio 2011-2015 respecto al 2006-2010, al igual que también ha descendido la colaboración científica internacional.
Otro aspecto positivo al cual no es ajena la universidad española es el relativo a que durante los tres primeros años (2014-2016) del programa de la Unión Europea “Horizonte 2020”, actualmente el principal instrumento de financiación de actividades de I+D+i de Europa, España ha sido el cuarto país con mayor volumen captado, 1.933,3 millones de euros, equivalente a prácticamente un 10% del total de las subvenciones otorgadas en estas tres primeras ediciones.
Los cambios que se perciben en los resultados del sistema universitario con la progresiva recuperación de la economía española se inscriben en unas tendencias más de fondo que están teniendo un nivel de persistencia que requieren una atención especial. Así, por ejemplo, el número de matriculados en estudios de grado volvió a mostrar un descenso en el curso 2015-2016. Se lleva ya cuatro cursos consecutivos registrándose variaciones negativas (con una pérdida de más de 135.000 estudiantes, hasta los 1,32 millones). En cambio, los alumnos de máster no han parado de crecer desde la creación de estos estudios en el curso 2006-2007 y supusieron ya en 2015-2016 algo más de 171.000 estudiantes.
Algo similar ocurre con los egresados. En el curso 2015-2016 se graduaron en las universidades españolas 203.253 personas en estudios de grado, con un descenso del 9,1% respecto a la cifra del curso anterior, que se suma al ya experimentado entonces. Los que se graduaron en estudios de máster oficial ascendieron a 90.392, un 20,4% más que en el curso precedente, siguiendo la tendencia al ascenso que se produce desde el curso 2006-2007. Tanto en matriculados como en egresados, cada vez es mayor la participación relativa de las universidades privadas y de las universidades a distancia.
Por otro lado, continúa la elevada tasa de permanencia de los profesores que desarrollan su actividad en la misma universidad en la que se doctoraron, aun con cierta tendencia al descenso en los últimos cursos. Así, en 2015-2016, el 69,1% del PDI de las universidades presenciales españolas trabajaba en la misma universidad en la que había leído su tesis doctoral. Además, hay que destacar, respecto a su calidad investigadora, que el 23,8% del funcionario de carrera de las universidades españolas no tenía aprobado ningún sexenio de investigación y menos de la mitad (el 45,4%) había solicitado y obtenido todos los sexenios posibles desde que leyó la tesis.
Otra tendencia de fondo es el desajuste entre el nivel formativo de los graduados y el requerido por los puestos de trabajo. En el año 2016, el 36,8% de los graduados que estaban trabajando lo hacían en puestos de baja cualificación, frente al 23% de la UE. Este nivel tan elevado en España, en perspectiva internacional, sería debido, por un lado, a que su estructura productiva no ofrece suficientes ocupaciones de alta cualificación, en comparación con los países de la UE y a que, en cambio, su generación de graduados superiores sí que está entre las de los principales países europeos.
Finalmente, si se analiza la posición de las universidades españolas en el conjunto de las universidades mundiales y, en particular, de las de la UE, con la información del U-Multirank, se observa que el sistema universitario español se sitúa en una relativamente buena posición en los indicadores de contribución regional, en la tasa de graduación de máster y en tres indicadores de transferencia: fondos privados, solicitud de patentes con empresas privadas e ingresos de formación continua. Por otro lado el sistema universitario español tiene que mejorar los indicadores de investigación; algunos de transferencia: publicaciones con empresas, spin-offs y publicaciones citadas en patentes; todos los de orientación internacional con la excepción del relativo a la movilidad de estudiantes; y en la tasa de graduación de grado.
El Informe CYD 2016 está disponible aquí .
 
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