Fundación CYD | Relación de mentoring: La experiencia del mentor y su mentee

Relación de Mentoring: El enfoque de Ignacio Eyries para guiar a su mentee

Relación de Mentoring: Ignacio Eyries y Carlos Cabelludo

La motivación y la confianza son los pilares fundamentales que el Programa Mentores CYD intenta mantener activos para el desarrollo de habilidades, competencias y fortalezas individuales. En esta relación de mentoring, el mentor expresa la voluntad de dejar un legado sobre el joven universitario, contribuyendo empáticamente sobre su crecimiento personal y profesional a través de la transferencia del conocimiento y de la experiencia. En tanto responsable de su propio aprendizaje, el mentee realiza una profunda y activa reflexión respecto a las áreas de interés sobre las que quiere trabajar con el fin de conseguir sus objetivos de crecimiento y desarrollo. En este post, la mirada de Ignacio Eyries y de su mentee Carlos Cabezudo sobre estos puntos.

Desde Fundación CYD procuramos que en cada relación de mentoring se establezca un diálogo entre mentor y mentee capaz de revisar y conectar las motivaciones y proyecciones de cada uno de los protagonistas. Además de la motivación para realizar algo y la competencia para ejecutarlo, desarrollar talento implica construir y/o mantener un sano sentido de seguridad y autoeficacia frente a aquellas tareas o responsabilidades que tendrá que abordar el futuro profesional.

A través de esta relación de mentoring, el mentor prepara al mentee para afrontar las demandas que le depararán en su próximo entorno laboral. De esta manera, la mirada, la asistencia y el acompañamiento de un experto contribuyen a reforzar y a nutrir el desempeño del aprendiz mediante una íntima simbiosis de confianza que no es posible crear si no se propicia un espacio de seguridad y confidencialidad entre ambos actores.

Como si fuera una partida de ajedrez, la relación de mentoring es un ejercicio de estrategia y de preparación de escenarios que contribuye a que las personas, de forma proactiva más que reactiva, puedan anticiparse de forma efectiva a las crecientes demandas del mercado laboral. En el caso de Ignacio Eyries, Director General de Caser, ha participado como mentor en cuatro ediciones del Programa Mentores CYD con la única intención de capitalizar su experiencia para traducirla en un verdadera transferencia de saberes y conocimientos.

Relación de Mentoring: Ignacio Eyries y su mentee Carlos Cabezudo

En este apartado, compartimos la conversación con Ignacio Eyries, Patrono de la Fundación CYD, sobre lo que significa para él ser mentor del Programa Mentores CYD y en qué consiste el enfoque metodológico empleado en Caser para llevar adelante cada uno de los encuentros que dan vida a la relación de mentoring. Además, incluimos el testimonio de su último mentee Carlos Cabezudo, estudiante de Contabilidad y Finanzas por la Universidad Rey Juan Carlos.


¿Cómo ha sido tu experiencia con el Programa Mentores CYD? ¿Qué desafíos te ha supuesto escuchar y orientar a un joven que está finalizando la universidad?

Ignacio Eyries: Es una extraordinaria inversión y una oportunidad para los estudiantes que están finalizando su permanencia en la universidad. Las empresas que somos Patronos de Fundación CYD brindamos no solo el protagonismo de los primeros ejecutivos sino también del resto de los componentes de las organizaciones que tienen el tiempo y la dedicación de reunirse con estos jóvenes futuros profesionales. Creo que en ello dejamos una impronta invaluable y seguro que tanto ahora como en el transcurso de su vida profesional la recordarán como una única oportunidad.

¿Cómo definirías la relación entre un mentor y un mentee? ¿Cuáles son las claves y pilares que se necesitan para una buena relación de mentoring?

Ignacio Eyries: La clave es la preparación previa de ambas partes para optimizar el tiempo y la dedicación que se le da a este programa. Cuanto más preparado esté el mentee, más fruto le sacará a esta oportunidad que las empresas brindamos. Dadas las barreras que el mentee puede sentir por la distancia generacional, por el puesto o el conocimiento respecto al mentor, creo que el mayor requisito previo es tener la preparación para abrirse y absorber lo que el mentor le puede aportar.
En este sentido, es fundamental la labor de la persona que se pone a disposición por parte de la empresa; en el caso de Caser es una persona de Recursos Humanos que enfoca su labor en ser una guía tanto en las entrevistas como el resto de las instancias de dicha compañía. Es alguien que dada su capacitación, formación profesional y experiencia sabe dotar al mentee de nuevas herramientas con un mejor aprovechamiento de esta relación de mentoring.

¿Cómo se planificaron los encuentros?

Carlos Cabezudo: La primera sesión que tuve fue con Ignacio y la segunda con Laura, responsable de Recursos Humanos dentro de Caser para ver cómo enfocaríamos el programa en función de los departamentos que más me atraían. Le comenté que me interesaba mucho el de inversiones y el de planificación financiera, y posteriormente los pude visitar. Luego de finalizar esas reuniones tuve un nuevo encuentro con Laura enfocado en los recursos humanos y en el análisis de los procesos de selección. También tuvimos una para revisar cómo habíamos montado todo de cara a la charla con Ignacio. Lo que más me gustó fue el departamento de inversiones y la charla que tuve allí realmente me encantó.

Si tuvieras que hacer un balance de todos estos encuentros, ¿qué puntos fuertes y débiles destacarías?

Carlos Cabezudo: El programa en sí me parece genial. Poner en contacto a alumnos del último año con gente de gran trayectoria profesional. La verdad es que no puedo quejarme de nada, me ha servido mucho la experiencia.

¿Cómo definirías la dinámica de roles no solo entre un mentor y un mentee sino también con todo su equipo?

Ignacio Eyries: Yo creo que es interesantísimo porque es imprescindible tener un intercambio con toda la empresa. Cuando salen de la universidad, a los estudiantes les falta ese primer baño de contacto con las formas de hacer de una empresa, la forma de pensar y de ejecutar de sus responsables. Haciendo este recorrido por la firma Caser Seguros, les brindamos una visión corporativa global. Le veo una gran riqueza a este aspecto multifacético de recorrido por los diferentes departamentos.

¿Qué herramientas y consejos te aportaron los encuentros con tus mentores?

Carlos Cabezudo: La mayoría de mis compañeros estaban acabando el grado y no sabían si continuar estudiando o trabajar. En mi caso, al estar realizando un master sabía que me quería dedicar a la consultoría; entonces desde un primer momento lo enfocamos siguiendo ese punto de vista. Por ejemplo, cuando hacíamos los procesos de selección, los hacíamos con Laura pensando en cómo hacerlo mejor. Además, me preguntaban qué empresas me interesaban más y planificábamos cómo podíamos acceder a ellas.

¿Qué aprendizajes te llevas de estos encuentros?

Carlos Cabezudo: Más que nada, conocer mi propio curriculum. Conocer mis fortalezas y mis debilidades. Luego, como he seguido estudiando, me han transmitido sobre todo mucha motivación y ganas de empezar a trabajar.

¿Qué te ha brindado y en qué te ha enriquecido esta experiencia?

Ignacio Eyries: Lo fundamental ha sido coger el pulso de los jóvenes. Lo que permite es no perder el contacto con aquellas personas que alejadas por una cuestión de edad se incorporan al mundo del trabajo con visiones muy distintas a la mía pero que son semejantes entre la nueva generación y los futuros ejecutivos. Esto aporta de primera mano una visión de cómo está actualmente el mundo laboral y la empresa por parte de alguien que no es frecuente colaborador ni empleado de Caser. Este intercambio es muy enriquecedor para alguien que está posicionado arriba en la organización.

¿Crees que el Programa Mentores CYD aporta al crecimiento profesional y al desarrollo personal?

Carlos Cabezudo: Por supuesto, ayuda a cobrar seguridad. Aparte de todo lo que me ha dado desde el networking, a mi me ha aportado muchísimo desde la motivación.

¿Demandó de tu parte una actitud proactiva?

Carlos Cabezudo: Sí, está claro. Yo estaba encantado de ir allí, charlar, que te dediquen el tiempo que sea. Desde luego que para mí todo eso fue genial.

¿Cómo ha sido tu trayecto hasta llegar a donde estás hoy día? ¿Qué habilidades personales y profesionales has tenido que ir desarrollando y cultivando?

Ignacio Eyries: Creo que para alcanzar un puesto de alto rango en una empresa son necesarias 3 palancas fundamentales. Así lo viví en mi caso: seguir las directrices de mi padre que fue un gran mentor, una dedicación con responsabilidad y convivir con directivos para entender su forma de pensar y conocer cómo es el proceso de toma de decisiones.

¿Cuáles son las claves para que cada relación de mentoring que has tenido a lo largo de los 4 años en los que participaste del Programa Mentores CYD sea exitosa?

Ignacio Eyries: Yo creo que las claves importantes son 3: la primera es entender las habilidades y los intereses del mentee, la segunda es que el mentor tenga una buena organización, planificación y método para hacer un seguimiento del proceso, y el tercero que haya un buen aprovechamiento de todos los contactos.

¿Qué debe tener un buen mentor y un buen mentee?

Carlos Cabezudo: Yo creo que desde la parte del mentee es saber escuchar y sobre todo que las cosas que hables te sirvan para algo, sacarle valor, poner actitud. De cara al mentor, yo creo que sobre todo que esté pendiente, que no comparta solo su experiencia sino que tenga acercamiento hacia al mentee. Muchas veces, al principio de la relación de mentoring uno está cohibido o no sabe cómo afrontar la situación por lo que creo que el acercamiento es básico.

¿Crees que es recomendable la figura de un mentor para un joven que aún no tiene la experiencia profesional?

Ignacio Eyries: Es recomendable y deseable. Es de los errores y de los momentos duros de donde más se aprende. Lo que un joven tiene que hacer es aprender a aprender de los errores. Frente a un tropiezo, nada mejor que ser consciente de lo que se ha hecho mal para no volver a hacerlo.

¿Qué balance haces respecto a los aportes que el Programa Mentores CYD ejerce sobre el mentor, el mentee y la Fundación CYD?

Ignacio Eyries: El balance es positivísimo sin lugar a dudas. El único reto pendiente es que este gran esfuerzo que se hace pueda extenderse a más beneficiados. El desafío es encontrar la forma en la que, sin mayor esfuerzo del que ya hacen las empresas, la propuesta sea extensiva e incluya a más jóvenes.

¿Crees que el enfoque de un profesional sirve para transmitir al joven una mirada esperanzadora?

Ignacio Eyries: Sin lugar a duda porque todos fuimos jóvenes y no supimos ver la luz al final del túnel que la hay seguro y que permite salir adelante. Es un lujo tener un mentor.

Como puede verse, el diálogo que se establece entre mentor y mentee conecta las motivaciones de ambos actores: el primero facilita la toma de consciencia del segundo en cuanto a sus propósitos personales y profesionales; y el segundo contribuye a que el primero revise las propias experiencias para emplearlas como fuente de inspiración y de aprendizaje frente a los demás.

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Temas: Mentores CYD

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