Ramón Baeza: «La relación mentor y mentee puede abrir la puerta de la felicidad»

La relación mentor y mentee entre Ramón Baeza (BCG) y Ricardo Sotos

Cuando habla tiene una voz serena, pero también la capacidad de transmitir convicción en sus ideas y exactitud en la lectura que hace no sólo del mundo de la consultoría sino del vínculo humano que se necesita en las empresas. Las palabras de Ramón Baeza, Managing Director & Senior Partner en Boston Consulting Group, tienen una cadencia pausada, reflexiva: con cada oración no hace más que evidenciar el valor de las personas en esta innovación digital que está viviendo la sociedad en general, y las organizaciones en particular. En diálogo con él, abordamos su rol como mentor dentro del Programa Mentores CYD así como también compartimos el testimonio de su mentee, Ricardo Sotos. Dos facetas de una relación mentor y mentee basada en la transparencia y la sinceridad. 

Ramón Baeza, Patrono de Fundación CYD, es uno de los miembros centrales de BCG y de las prácticas estratégicas que despliega la compañía en España, además de liderar e involucrarse en los procesos de transformación de numerosas industrias energéticas, de telecomunicaciones, construcción, tecnología y servicios públicos de Europa, América del Sur y África. Su incorporación a la firma consultora permanece vigente desde 1992, y aunque muchos crean que un perfil directivo como el suyo se ha forjado en un camino allanado y sin dificultades, se equivocan.

Ese fue, precisamente, el eje sobre el que se centraron todos los encuentros con su mentee, Ricardo Sotos, en el entorno del Programa Mentores CYD 2019: desmitificar el hecho de que las personas exitosas no tienen dificultades durante su carrera y saber que los años de experiencia enseñan a quitar peso a los aparentes problemas ya que cuando se toma perspectiva es posible darse cuenta de que todo es perfectamente superable; que las adversidades no hacen más que formar y enseñar a actuar ante ciertas condiciones.

Ramón y Ricardo: Una relación mentor y mentee basada en la sinceridad

A continuación, compartimos la conversación con Ramón Baeza y el diálogo con Ricardo Sotos, estudiante de Derecho y Economía por la Universidad Carlos III de Madrid.

¿Qué es lo que te motiva a ser mentor dentro del Programa Mentores CYD?

Ramón: Ayudar a los demás es algo importante en mi vida. La mayor ayuda que puedes dedicar es el tiempo, el bien más preciado de todos. Creo que dedicar tiempo a los demás en algo que les puede ser útil es la base de la felicidad. Ayudar a otras personas ofreciéndoles tu experiencia es, desde luego, un privilegio y algo que me hace sentir bien.

¿Cómo te enteraste del Programa Mentores CYD? ¿Cuales eran tus aspiraciones al postularte?

Ricardo: Estaba aplicando a una serie de trabajos y prácticas cuando recibí un correo de la universidad en el que se nos informaba de este programa. Me postulé porque me parecía una oportunidad muy buena de conseguir algún tipo de consejo o ayuda en una etapa decisiva como es la de terminar la universidad y empezar la vida laboral. Mi expectativa era tener ayuda de alguien que ha llegado lejos profesionalmente y ha sido más que cumplida: mi trato con Ramón ha sido increíble y solo tengo palabras de agradecimiento hacia él y hacia la Fundación CYD. Ayuda mucho contar con el consejo de una persona que ha estado en tu situación y lo ha gestionado de la mejor manera posible. Tanto el expertise como los consejos o puntos de vista que me ha brindado fueron super enriquecedores.

¿Cómo ha sido tu experiencia de mentorizar jóvenes junto al Programa Mentores CYD?

Ramón: Me ha enriquecido el conocer gente más joven y que está en una posición en la que también estuve yo, además de recibir de ellos nuevas ideas. Las personas que salen de sus carreras con ambición, con ganas de triunfar en la vida y de contribuir a la sociedad, te enriquecen. El estar en contacto con nuevas generaciones y nueva savia de potenciales futuros líderes que están dispuestos a trabajar y a sacrificarse por avanzar es algo que me aporta y que me motiva a contribuir a su éxito, para que logren avanzar a este mundo.

¿Cómo se fijaron los objetivos tras el primer contacto con tu mentor?

Ricardo: Conocí a mi mentor en el acto de inauguración del Programa Mentores CYD 2019 y pude conversar con él de cara a fechar una primera relación mentor y mentee. Ramón me pidió que preparara los temas que me urgían o tenía interés de hablar. Llevé una hoja con preguntas, pros y contras respecto a si empezar a trabajar, hacer un máster o bien un MBA. También, cuestiones específicas de la industria. La primera mentoría fue de las más ilustradoras porque solventamos muchas dudas y a partir de ahí orientamos las siguientes: industrias en las que me gustaría trabajar y empresas acorde al sector. En todo momento sentí la capacidad o la confianza de que si me surgía alguna duda, aunque no fuera en la línea central, podía incorporarla. 

¿Qué te ha aportado Ricardo, tu mentee, desde su perspectiva juvenil?

Ramón: Cómo alguien que ha tenido vicisitudes producto de un cambio de carrera, ha logrado superarlas. También, cómo ha orientado su desarrollo profesional a algo distinto de lo que estudió en la universidad como son los temas derivados de la inteligencia artificial y el desarrollo de nuevas tecnologías. Esto no sólo aplica a los trabajos que ha realizado sino que refleja la capacidad que tiene y la posibilidad de ser interdisciplinar. Me ha parecido muy valioso detectar esto en Ricardo y desde luego me ha dejado entrever que tiene un nivel alto de afición y ganas de triunfar.

¿Qué aptitudes y habilidades crees que ayudó a desarrollar en ti tu mentor?

Ricardo: Ha sido un apoyo en las ideas que ya tenía y un gran consejero. Me ha dado su apoyo cuando creía que tenía una idea clara para ejecutarla y por otro lado me ha dado el consejo de cara a esclarecer ideas. 
Lo que más me llegó de Ramón fueron sus consejos puntuales o sus formas de afrontar las problemáticas. Por un lado, me ha aportado desde lo personal ya que sentía cierta empatía y ello fue una gran ayuda. En lo profesional, al querer empezar una carrera en consultoría, su aporte fue innegable.  

¿Te ves reflejado en Ricardo respecto a los miedos, incertidumbres e iniciativas?

Ramón: Cada persona es única, especial y tiene su propia forma de pensar, con lo cual no creo que los temores fuesen lo mismos, pero sí que evidentemente cuando sales de la carrera tienes ambición pero también incertidumbres. Una de las labores del mentor debe ser la de desmitificar el hecho de que una persona exitosa no ha tenido dificultades. Hay que hacerles ver a los jóvenes que ellos pueden ser como cualquier otro líder o persona destacada de un sector. Lo más importante es que desarrollen la confianza en sí mismos, que les haga avanzar y pasar por encima de los miedos y barreras que se encuentren. Todos nos encontramos con problemas que pueden ser superados con ilusión, creatividad y ganas. Quienes ayudan a superar esos temores son quienes más nos aportan en el desarrollo profesional. Cuando nos damos cuenta de que la confianza en uno mismo es lo que nos ayuda a avanzar es cuando somos capaces de decir “cualquier dificultad que aparezca voy a poder superarla”.

¿Cómo crees que tu mentor logró cambiar tu horizonte de dudas por el del esclarecimiento?

Ricardo: Mediante dos vías determinantes: la primera, darme la libertad de preguntarle cualquier cosa y así reafirmar o confirmar diversas cuestiones de la industria. Por otro lado, el conocimiento: saber cómo operan las empresas y qué perspectiva tienen de futuro.
Además, en su caso logró desmontarme puesto que en ningún momento hubo un paternalismo que decidía sino más bien una ayuda para que yo ponderase pros y contras.

¿Has estado del lado inverso? Es decir, ¿has tenido un mentor en tus inicios?

Ramón: Oficialmente, cuando me incorporé al mundo laboral no tenía una figura de mentor, pero sí muchas personas han realizado esa labor de manera desinteresada, e incluso mis jefes o managers a quienes veía como un “role model” o como aquellos a quienes acudir, buscar consejo y aprender de su experiencia.
A esas personas les estoy muy agradecido, porque sin ellos hubiese sido más difícil confiar en mí e identificar las soluciones a problemas que parecían insalvables. Lo que te enseñan los años de experiencia es a quitar peso a los aparentes problemas ya que cuando se toma otra perspectiva te das cuenta que eran perfectamente superables.

¿Crees que sirvió el hecho de que tu carrera se enfoque en la industria de la consultoría y por tanto al “core” de BCG?

Ricardo: Sí, desde luego. Creo que ha sido de las cosas más determinantes. La consultoría es una de las industrias que más me atrae y el hecho de estar mano a mano con una persona de la talla de Ramón, que ha alcanzado el éxito en este sector, ha sido una gran motivación. Sus consejos fueron los mejores que podían darme y han sido claves, fundamentales.

¿Crees que proyectos como el Programa Mentores CYD son un complemento a la universidad al brindar herramientas o capacidades de adaptación, empatía y comunicación?

Ramón: Estoy convencido de que es imposible que la educación universitaria brinde el conjunto de habilidades que requieren las empresas. En primer lugar porque al terminar una carrera no se acaba de estudiar, se empieza otra etapa de formación.
Creo que todos estamos obligados a actualizarnos, adaptarnos y reinventarnos producto de la velocidad a la cual ideas antiguas quedan obsoletas dada la disrupción que estamos viviendo actualmente. Si alguien piensa que los conocimientos adquiridos en la universidad le serán suficientes para su camino profesional, está en un gran error porque se quedará obsoleto rápidamente; no porque la enseñanza haya sido mala sino porque al no educarse de forma continua es muy difícil enfrentar la disrupción. 

Para quienes no conocen el Programa Mentores CYD, ¿cómo explicarías lo que es una relación mentor y mentee?

Ricardo: Es la ayuda, el consejo y la información que muchas veces echas en falta y que no encuentras buscando en Google sino que necesitan una voz madura y con mayor trayectoria. Actualmente estoy haciendo prácticas de consultoría y procesos de selección para entrar a una consultora full time. De aquí a 2-3 años pienso hacer un MBA y esta construcción de “timeline” ha sido un trabajo junto a Ramón.

¿Crees que a la empresa le aporta un “aire fresco” estar en contacto con gente joven para saber qué es lo que les preocupa como nueva generación?

Ramón: Sí. Una de las ventajas de la mentoría es la de ayudar a ser líderes. Ser líder no consiste en mandar, en ser más listo ni mucho menos en pasar por encima de los demás. Consiste en ayudar a otro a triunfar y a cumplir objetivos no solo económicos o pecuniarios sino que vayan más allá del mero valor económico para tener impacto en la sociedad.
Esto es difícil de aprender en las aulas, lo mejor es mediante el ejemplo. Que alguien pueda asumir el rol de mentor y trasladar estos valores a las nuevas generaciones de líderes es fundamental para el progreso social; en caso contrario, el corto placismo puede hacer que las empresas entren en miopía y vean sólo a corto plazo, lo cual puede hacernos muy materialistas y egoístas porque se pensaría solamente en el beneficio económico. 

¿Cuáles son las claves para una buena relación mentor y mentee?

Ramón: En primer lugar, apertura y sinceridad. La relación mentor y mentee debe ser sincera y abierta para discutir cualquier tema sin que las respuestas sean estereotipadas sino que verdaderamente demuestran una relación de confianza con opiniones verdaderas y sin tapujos.

Ricardo: Por un lado, están los valores que deben compartir ambos: transparencia, sinceridad y humildad. El mentee debe tener apertura de mente: posiblemente el mentor plantee necesidades que el mentee no se ha planteado nunca. Es decir, aunque el joven vaya con dudas respecto a A, B y C, el mentor puede plantearle una cuestión respecto a X o Y. Por tanto, hay que tener la suficiente flexibilidad para aceptar esa perspectiva. Desde el lado del mentor, dejar un poco de lado el traje para dar tranquilidad de que es una persona cercana, acogedora y generadora de un buen clima.

¿Recomendarías esta relación mentor y mentee no solo a jóvenes o futuros profesionales sino también a expertos y directores de empresas?

Ramón: Creo que uno de los valores fundamentales que estamos perdiendo es el de tener capacidad de escucha y este programa sí que lo desarrolla. En distintas etapas de la carrera profesional uno se encuentra con diferentes retos y ayuda tener a alguien que ya lo ha vivido. Tener perspectivas distintas a las de uno mismo siempre es importante. Descubrir la escala de valores de los demás y comprender que hay otras motivaciones al mero crecimiento profesional es tremendamente enriquecedor. Quienes más me enriquecieron y de quienes he aprendido han sido muy diferentes a mí, pero me han abierto los ojos para afrontar los desafíos en distintas etapas. Personalmente, me ha abierto la puerta de la felicidad y de la alegría en la vida profesional. Lo mejor es aprender de gente que está a tu alrededor.

Ricardo: De cara a un potencial mentee lo recomendaría con los ojos cerrados, dada mi experiencia increíble. Respecto a los mentores creo que es super enriquecedor: tener la oportunidad de quitarte el traje de ejecutivo, charlar con un estudiante que está terminando su carrera y te presenta sus dudas o inquietudes, lo cual puede suponer una cierta apertura de miras para una persona que está muy enfrascada en su trabajo. Es decir, para quien ya ha alcanzado el éxito profesional aporta un descanso mental y un crecimiento personal.

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