En 2015, y por primera vez en la década actual, los presupuestos liquidados por las universidades públicas presenciales muestran un crecimiento positivo tanto de ingresos como de gastos, del orden del 3% en ambos. Aun así, la reducción de costes desde 2009 no ha sido suficiente para compensar el descenso de los ingresos desde dicho año.
Como síntesis del Informe CYD 2016, el sistema universitario español se sitúa en una relativa buena posición en los indicadores de contribución regional, en la tasa de graduación de máster y en tres indicadores de transferencia: fondos privados, solicitud de patentes con empresas privadas e ingresos de formación continua.
Sin embargo, el sistema universitario español debe mejorar en todos los indicadores de investigación, en tres de transferencia (publicaciones con empresas, spin-offs y publicaciones citadas en patentes), en todos los de orientación internacional con la excepción del de movilidad estudiantil y en la tasa de graduación de grado.
Los indicadores analizados en el Informe CYD 2016 evidencian que la sociedad española en general, y las administraciones públicas en particular, deberían priorizar el gasto en educación superior y el gasto público si se quiere alcanzar el promedio de la OCDE, reducir la distancia acentuada y aproximarnos a los países líderes.
Mejorar la disponibilidad presupuestaria de las universidades públicas presenciales así como reformar el sistema universitario español para dotar a la institución de más autonomía y de una mayor flexibilidad o capacidad ejecutiva, deben ser las prioridades a abordar de la manera más amplia posible y de forma inexcusable.
Mensaje de Ana Botín
El Informe CYD 2016 nos ofrece su análisis actualizado sobre el sistema universitario español, sus universidades y su relación con el entorno productivo y social. Este año, el estudio presta especial atención a la relación entre la tarea docente y formativa de la universidad y la empleabilidad, así como a las actividades de innovación, transferencia y puesta en valor del conocimiento. (…) La aportación del sistema educativo volverá a ser clave para que esta nueva revolución industrial, la digital, dé oportunidades a todos y permita un crecimiento inclusivo y sostenible, en beneficio de toda la sociedad.
