El impacto de la crisis en la universidad española es de una importancia notable. No existen precedentes en las últimas décadas de un efecto de estas características y tan prolongado en el tiempo capaz de afectar desfavorablemente los recursos económicos y humanos de la institución académica.
La Fundación CYD es consciente de la importancia de la institución educativa en la economía y sociedad del país, y de que sin una relación más estrecha entre universidad y empresa, difícilmente se alcancen ciertos niveles de competitividad capaces de garantizar el bienestar social de los ciudadanos.
El Informe CYD 2015 evidencia que en 2014 los ingresos de las universidades públicas españolas se redujeron un 4,2% (8.529 millones de euros). La plantilla docente e investigadora cayó un 6,6% desde 2009 y se ha ralentizado la incorporación de profesores jóvenes, incrementando la edad media.
El número de matriculados en estudios de grado también se ha reducido. En 2014-2015 ascendía a 1,36 millones, casi 100.000 menos que en 2011-2012. La caída en este periodo de un 7% de la población en edad universitaria (18-21 años) y la subida de los precios explicarían en buena medida esta evolución.
Sin embargo, hay datos que presentan mejoras: aumentan las publicaciones científicas y las solicitudes de patentes, así como en el ámbito de inserción laboral se observa una evolución positiva en el periodo 2013-2015 para los graduados superiores españoles, por encima de la registrada en la Unión Europea.
Mensaje de Ana Botín
El Informe CYD pone de manifiesto que la universidad española ha seguido dando respuesta a las necesidades docentes de los estudiantes españoles y a un amplio abanico de estudiantes internacionales. Al tiempo, ha mantenido una actividad investigadora y de aportación de conocimiento científico con una contribución relevante al sistema de I+D+I español.
Ante los retos del futuro, es el momento de aprovechar el más positivo entorno económico para mejorar la financiación de las universidades, dotándolas de recursos adicionales en aquellos ámbitos que más incrementen sus capacidades para reforzar su excelencia y calidad y, con ello, su contribución creciente al desarrollo económico y social de nuestro país.