Al igual que en ediciones anteriores, en el Informe CYD 2008 se observa que la universidad española avanza en un proceso de distinción, con una actividad positiva en lo que refiere a investigación y transferencia de tecnología. No obstante, presenta carencias en aspectos como docencia y gobierno.
A pesar de los esfuerzos presupuestarios realizados desde el sector público en el sistema universitario, del mayor gasto privado y del comportamiento positivo de la actividad investigadora y de transferencia, los indicadores de docencia revelan la necesidad de prestar atención a su comportamiento.
El Informe CYD 2008 reflexiona sobre la gobernanza universitaria con el objetivo de promover un modelo de profesionalización e independencia. Se analizan los rasgos principales de los procesos de reforma que se vienen produciendo en Europa y se ofrece al mundo universitario una serie de propuestas.
Modificar las competencias de los órganos representativos de la comunidad académica para que funcionen como miembros de consulta, financiar la universidad mediante contratos ligados a resultados a largo plazo e incrementar los incentivos mediante capital privado son algunos de los ejes recomendados.
Además, que el rector asuma un perfil CEO, dotar a las unidades de investigación e innovación de un staff personalizado con aptitud de gestión, brindar independencia para contratar al profesorado, jubilaciones anticipadas, esquemas flexibles de retribución y movilidad inter-universitaria y con empresas.
Mensaje de Ana Botín
En los cinco años que la Fundación CYD lleva publicando su informe anual, la Universidad Española ha dado grandes pasos en aspectos tan relevantes como la investigación y la transferencia del conocimiento.
Esta evolución se refleja en los datos que aporta el Informe CYD 2008 y el Barómetro de opinión que muestra la creciente importancia que las empresas conceden a la cooperación con la universidad, a las mejores dotaciones en infraestructuras para la ciencia y tecnología y a la contribución de la universidad a la formación del capital humano.
Desafíos como el proceso de Bolonia ponen de manifiesto que el sistema debe seguir progresando para acortar distancias con los países más avanzados de Europa.