El Informe CYD 2006 propone algunos aspectos a los que se debe prestar atención. En primer lugar, profundizar en un marco legal más flexible, destinado a permitir a cada universidad mayor diferenciación y menor uniformidad, con más capacidad de iniciativa y de gestión así como mayor competencia.
Por otro lado, se debe desarrollar un sistema de financiación por objetivos cuyos parámetros surjan de un consenso entre las universidades, además de definirse un sistema de indicadores de gestión objetivo y homogéneo que permita un seguimiento constante de la calidad en la enseñanza e investigación.
El Informe CYD 2006 incluye el Barómetro de Opinión CYD al que han dado respuesta un panel de expertos del entorno universitario, empresarial y de la administración pública. En él, se observa una destacable mejora en la percepción social de los vínculos entre universidad y empresa durante el último año.
Si se añade la importancia experimentada por las dotaciones presupuestarias de la administración central y de las autonómicas a la universidad y a la I+D, es previsible pensar que el sistema y la actividad investigadora y de transferencia han tenido en estos dos años un comportamiento positivo.
Para prosperar, el sistema universitario español necesita recibir mayor autonomía, vincular su financiación a una planificación a largo plazo con objetivos y rendición de cuentas, desarrollar un sistema de acreditación nacional para acceder a los cuerpos docentes y reforzar los sistemas de evaluación.
Mensaje de Ana Botín
En este tercer Informe CYD se hace evidente la importancia de la universidad en la sociedad del conocimiento. Refleja la magnitud de la contribución objetiva de las universidades al desarrollo económico y social en España, con especial énfasis en sus ámbitos territoriales de influencia, y el indiscutible esfuerzo realizado por todos los agentes sociales implicados para potenciar la llamada tercera misión de la universidad. El Informe CYD 2006 pone de manifiesto los numerosos y muy relevantes avances en ésta dirección, pero muestra también la dificultad del reto, la existencia de barreras, y el camino que aún nos queda para que, con la participación de todos, hagamos realidad la universidad que nuestra sociedad demanda y merece.
