Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer la Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo) ha elaborado un diagnóstico sobre la evolución de la mujer en la universidad española, una reflexión sobre su participación, en matriculados, titulados y profesorado, su desempeño académico y su inserción laboral. El estudio se ha realizado a partir de información del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y el Instituto Nacional de Estadística.
Participación de las mujeres en matriculados y titulados
En el curso 2016-2017, el 54,7% de los matriculados en el sistema universitario español en estudios de grado eran mujeres. El peso relativo de las mujeres ha aumentado en los últimos 30 años unos cinco puntos porcentuales. La participación de las mujeres en los titulados era superior, del 58,5% en el curso 2015-2016, último disponible. Según Martí Parellada, responsable del estudio, “Esto es algo que ha ocurrido siempre en los últimos 30 años, producto del tradicional mejor rendimiento de las alumnas que de los estudiantes masculinos.”
Por ramas de enseñanza el peso relativo de las mujeres es muy diferente. Así, significaban prácticamente siete de cada diez matriculados en titulaciones de ciencias de la salud (70,9% en titulados), el 61,3% en artes y humanidades (64,8% en egresados) y el 59,6% en ciencias sociales y jurídicas (65,1%), pero apenas superaban el 50% en ciencias puras (56,5% en graduados) y solamente representaban uno de cada cuatro matriculados en la rama de ingeniería y arquitectura (28,8% en titulados), con tendencia, incluso, al descenso en los últimos cursos (a principios del siglo llegaron a significar algo más del 30%).
Por ámbitos de estudio, las mujeres solo representaban el 12% de los matriculados en informática, por ejemplo, y menos de uno de cada cinco en 15 campos científicos, más en detalle, entre los cuales destacaban (atendiendo a aquellos que tienen más de 1.000 matriculados) Ingeniería de computadores; Desarrollo de software y de aplicaciones; Desarrollo de videojuegos; Ingeniería mecánica; Ingeniería eléctrica; Ingeniería electrónica; o Actividad física y del deporte. En el otro extremo, representaban el 77,7% en el ámbito de la educación y, más en detalle, más de ocho de cada 10 estudiantes en 11 campos científicos, entre ellos, Enfermería; Traducción e interpretación; Educación social; Trabajo social; Terapia ocupacional; Pedagogía; Logopedia; y Educación infantil.
Desempeño académico. Comparación hombres-mujeres
En el curso 2015-2016, atendiendo a los matriculados en grado en el sistema universitario español, la tasa de rendimiento de las mujeres (porcentaje de créditos aprobados respecto de los matriculados) era casi 10 puntos mayor que la de los hombres (81,9% frente al 72,5%) , siendo además superior su número medio de créditos matriculados en el curso. Mientras que el porcentaje de créditos matriculados en segunda y sucesivas matrículas era inferior (siendo la diferencia de más de cinco puntos porcentuales: 11,4% frente al 16,6%) y también era menor su tasa global de abandono del estudio (suma de las tasas parciales de abandono en primer, segundo y tercer curso): 31,3% frente al 39,7%. Atendiendo a los egresados, las mujeres registraban una mejor nota media en su expediente académico que los hombres y, lo que es más importante, terminaban la carrera en el tiempo estipulado en mucha mayor proporción que ellos (la diferencia era cercana a los 20 puntos porcentuales). Así, la tasa de idoneidad (porcentaje de titulados en los cuatro cursos que dura un grado) era del 41,2% para las mujeres frente al 23,7% de los hombres y la tasa de graduación (porcentaje de los que se titulan en cinco cursos, como máximo) era del 55,3% para ellas frente al 37,1% de los hombres.
La tasa de rendimiento de las mujeres era superior a la de los hombres en todos los ámbitos de estudio de los que se dispone de información (40); la tasa global de abandono era inferior para las mujeres en todos menos en servicios e informática, y el porcentaje de créditos matriculados en segunda y sucesivas matrículas era menor en todos menos en informática, matemáticas y estadística, y ciencias físicas, químicas y geológicas. Por lo que respecta al porcentaje de titulados en el tiempo teórico previsto, finalmente, ellas alcanzaban un resultado mejor que el de los hombres en todos los ámbitos de estudio, excepto en servicios, ciencias físicas, químicas y geológicas, y arquitectura y construcción (aunque la diferencia, desfavorable para las mujeres, era insignificante, igual o inferior al medio punto porcentual).
Inserción laboral. Comparación hombres-mujeres
A pesar de su mejor desempeño académico, las mujeres tituladas en estudios de grado observaban una peor inserción laboral que sus homónimos masculinos , atendiendo a la situación en el año 2014 de la promoción que se tituló en el curso 2009-2010 en grados (y antiguos estudios de primer y segundo ciclo) en las universidades españolas.
Efectivamente, los hombres registraban una mayor tasa de empleo que las mujeres y una menor tasa de paro (17,2% frente al 20,5% de ellas) . Atendiendo a los que estaban trabajando cuatro años después de titularse, la calidad del empleo de los titulados era mejor que la de las graduadas . Así, por ejemplo, sucede con el porcentaje de asalariados con contrato indefinido: la diferencia a favor de los hombres era de casi ocho puntos (el 47,7% tenía un contrato de esas características frente al 40,1% de ellas); en contraposición, las mujeres estaban en más proporción que los hombres asalariadas con contrato temporal o trabajando de becarias y similar (once puntos de diferencia en el primer caso, con porcentajes respectivos del 38,5% para ellas y del 27,2% para ellos). La jornada a tiempo parcial, por otro lado, era mucho más común para las mujeres que para los hombres titulados en 2010 y que estaban trabajando en 2014 (casi tres de cada 10 mujeres tenían una jornada a tiempo parcial frente al 16,2% de los hombres).
También era peor la calidad de la inserción laboral de las mujeres respecto a la de los hombres por lo que respecta a la adecuación entre estudios y trabajo. Así, el porcentaje de mujeres trabajando cuatro años después de sacarse la carrera en ocupaciones que no eran de alta cualificación era mayor: 25,6% frente al 17,7% de ellos (las ocupaciones de alta cualificación son la de directores y gerentes, técnicos y profesionales científicos e intelectuales y técnicos y profesionales de apoyo). Por otro lado, los hombres, respecto a las mujeres, trabajaban en mayor proporción en el extranjero (9,7% frente a 6,4%) y eran autónomos (empresarios o trabajadores independientes) en mayor medida (12,8% frente a 8,1%). Finalmente, la base media de cotización anual a la Seguridad Social (ganancias) de los titulados en el curso 2009-2010 que estaban, en marzo de 2014, afiliados a la Seguridad Social por cuenta ajena y a tiempo completo era superior en prácticamente un 13% para ellos (25.384 € frente a 22.484 € para ellas).
Según Martí Parellada “La peor inserción laboral en términos globales de las mujeres no se debe a su menor presencia relativa en ramas como las ingenierías, que se ha demostrado que registran los mejores resultados en los indicadores claves de inserción laboral. Si se observan los resultados por ramas de enseñanza o ámbitos de estudio, la peor inserción laboral de ellas se repite en la mayoría de los casos”. Efectivamente, respecto a la situación profesional, por ejemplo, las mujeres solamente tenían mejores resultados que los varones en ciencias de la salud, en el sentido de que estaban en más proporción contratadas de manera indefinida que los hombres. Por otro lado, en todas las ramas, sin excepción, ellas estaban en mayor proporción contratadas en jornada a tiempo parcial que ellos y también estaban objetivamente más sobrecualificadas, excepto en artes y humanidades.
Ganancias. Comparación hombres-mujeres
Atendiendo a la base media de cotización anual de los afiliados a la Seguridad Social por cuenta ajena y a tiempo completo (situación en marzo de 2014 de los egresados en grado y similar en el curso 2009-2010), y entrando más en el detalle, se observa que en las cinco ramas de enseñanza, sin excepción, las mujeres obtenían menores ingresos que los hombres, siendo la diferencia porcentual más reducida la que se daba en ciencias de la salud (aun así, esta era cercana al 6%, equivalente a más de 1.400 euros de diferencia). En este sentido, de 128 titulaciones de las que se tienen datos completos, solamente en 10 se observaban unos ingresos mayores para las mujeres que para los hombres ; en el otro extremo, en 15 la brecha salarial a favor de los hombres era superior en más de un 20% y en 50 titulaciones adicionales dicha diferencia favorable a ellos estaba entre el 10% y el 20%. Es decir, en 65 de las 128 titulaciones, más de la mitad, las ganancias de los titulados varones que trabajaban a tiempo completo por cuenta ajena cuatro años después de acabar la carrera eran superiores en más de un 10% a las que recibían las mujeres en su misma situación (es decir, graduadas en la misma titulación en el mismo curso y también trabajando cuatro años después por cuenta ajena y a tiempo completo).
Participación de las mujeres en el personal docente e investigador
En el curso 2016-2017 eran mujeres el 41,3% del profesorado (colectivo del personal docente e investigador). Entre los funcionarios de las universidades públicas, sin embargo, su peso relativo era claramente menor, del 35,7%, frente al 44,5% que representaban entre los docentes contratados. La importancia relativa de las mujeres en el PDI ha aumentado en los últimos años, pero escasamente entre los funcionarios (poco más de medio punto porcentual desde principios de década). Por categoría de funcionarios, el papel relativo de las mujeres era particularmente reducido entre los catedráticos de universidad. Así, en el curso 2016-2017, el 21,3% de los catedráticos eran mujeres (poco más de uno de cada cinco, pues), frente al 40,3% que representaban las profesoras entre los titulares de universidad.
Las mujeres eran minoría entre el PDI incluso en aquellas ramas en las que las alumnas han sido tradicionalmente abrumadora mayoría , como las ciencias de la salud y, en segundo término, artes y humanidades y ciencias sociales y jurídicas. Atendiendo a los centros propios de las universidades públicas, el porcentaje de profesoras iba en el curso 2016-2017 desde el 48,4% en artes y humanidades, el 47% en ciencias de la salud y el 45,7% en ciencias sociales y jurídicas hasta el 37,5% en ciencias y el 22,9% en ingeniería y arquitectura. Por áreas de conocimiento, de 190 de las que se dispone de información completa, solamente en 38 (aproximadamente el 20% del total de áreas) eran las profesoras mayoría , mientras que, en el otro extremo, en 42 (el 22%) significaban menos de uno de cada cuatro profesores. Las cinco áreas de conocimiento con menor presencia de mujeres en el PDI (inferior al 13%) eran Traumatología y Ortopedia; Ingeniería Eléctrica; Ingeniería Aeroespacial; Construcciones Navales; y Urología; y las cinco con más presencia de profesoras (en torno a dos de cada tres y superior) eran Filología Francesa, Inglesa y Alemana; Enfermería; y Psicología Evolutiva y de la Educación.