“Era buena estudiante, disfruté mucho mi carrera. «Oposita que algo queda», dice el refrán en una afirmación que es totalmente cierta porque te da algo que el grado no: la visión transversal e integrada del derecho”. Con ese ánimo, en 1991 Pilar Fernández Bozal sacó las oposiciones para el Cuerpo de Abogados del Estado, a lo que dedicó su profesión durante dos décadas hasta incorporarse a Ernst & Young en 2013. “Lo que siempre recordaré es el esfuerzo que hizo para sacarse las oposiciones”, reconoce Patricia Manresa, su mentee. Conversamos con ellas para poner en valor el mentoring desde la experiencia.
A Pilar Fernández lo que más le llena de su profesión es ayudar a las personas, que confíen en su criterio y poder servirles a través del asesoramiento. Con una vida profesional variada (abogada del Estado en Cataluña, consellera de Justicia de la Generalitat de Cataluña, socia directora del Área Legal de EY y actualmente socia responsable del área de Derecho Público de la firma, así como también decana de la Facultad de Derecho de la Universitat Internacional de Catalunya desde 2017) aún se mantiene como un reloj de arena que va invirtiendo sus roles: dispuesta a enseñar y también a aprender, con una adaptación permanente.
Esta fue la primera edición del Programa Mentores CYD en la que Pilar participó como mentora a través de EY, Patrono de Fundación CYD. Al conversar con ella es posible notar la vocación, la pasión y la convicción con la que asume cada reto; siendo la independencia y la autonomía los dos bastiones que (según reconoce) hay que conservar para mantener firmes los ideales y valores.
A través del ejemplo que inspira su carrera, su formación y su trayectoria profesional es que fue posible lograr el mentoring desde la experiencia. De este modo, Pilar asumió un papel de animar y acompañar a su mentee, Patricia Manresa, graduada en Administración y Dirección de Empresas (ADE) por la UIC. Sus encuentros se centraron causalmente en ello: en “tirar abajo las barreras, los límites, las dudas y angustias” y más bien transmitir que todo es posible y que no hay que tener miedo a intentarlo.
Mentoring desde la experiencia: Un referente a quien parecerse o emular
A continuación, compartimos este diálogo entre Pilar Fernández y Patricia Manresa basado en el inestimable valor de la confianza, la ética, la sinceridad y la escucha.
¿Qué es lo que te ha motivado a mentorizar a un joven que está a punto de graduarse?
Pilar: Si me remonto tiempo atrás, también hubo personas que lo hicieron conmigo y eso me ayudó muchísimo en mi carrera profesional. Fueron personas de reconocimiento y prestigio a los que pude dirigirme sin ninguna cortapisa, que me recibieron en su despacho, que me explicaron circunstancias personales y cómo habían logrado darle camino profesional. Todo ello me inspiró. Yo dudaba de hacer oposiciones y ellos me ayudaron muchísimo a decidir. Además, siempre supe que si podía aportar algo a la gente que empieza, debía hacerlo. La verdad es que es muy inspirador y me llena de energía. Conocer a una persona como Patricia, con tantas ganas y tan bien formada, ha sido un gusto. Lo volvería a hacer realmente.
¿Cómo te enteraste del Programa Mentores CYD? ¿Cuáles eran tus expectativas iniciales?
Patricia: Me enteré a través de la universidad. Consideré que era una buena oportunidad para una estudiante como yo que estaba haciendo prácticas dentro de EY y que quería cambiarse de departamento dentro de la misma firma para ver si realmente el cambio era correcto y para que una persona tanto de la UIC como de EY me diera su opinión desde ambos sitios.
¿Has tenido en tu camino profesional la figura de un mentor?
Pilar: Sí, de alguna manera, porque finalmente me decanté por hacer oposiciones y mi preparador fue un gran referente no solo en la preparación sino después. En tu carrera profesional siempre hay personas que te marcan y que en la distancia media las ves como referentes a quienes parecerte o emular. Es fundamental tenerlos para ir bien dirigido.
¿Crees que influyó que mentora y mentee fueran mujeres?
Pilar: Lo mejor es el ejemplo y ver a otra persona, mujer, que lo ha logrado. Todo es posible y no hay que tener miedo; los límites los pone una misma. El camino no es nada fácil sino que cada día hay que levantarse y luchar desde cero, pero se puede hacer dentro de unas condiciones razonables. Hay que animarse. Mi papel ha sido el de animar y acompañar. Hoy en día hay oportunidades tanto para mujeres como para hombres. Nosotras debemos animarnos sin tapujos.
Patricia: Encontré muy interdisciplinar el hecho de que su carrera profesional fuera del ámbito del Derecho, ya que mi enfoque está en la gestión y los negocios. Nunca me había planteado el esfuerzo que hace una persona para sacarse unas oposiciones como fue el caso de Pilar para la abogacía del Estado. Al contarme de su etapa, me abrió la inquietud y tome consciencia de que yo también podría opositar. Que fuera hombre o mujer me era indiferente pero sí que tuvimos más interacción en algunos temas femeninos.
¿Cómo encauzaron los encuentros?
Pilar: El mentor debe generar confianza y para ello debe tirar abajo todas las barreras o límites. Es cierto que hay cierta distancia pero al final los miedos, dudas y angustias están en lo más íntimo de nosotros. Conversar al mismo nivel (y con confianza) ayuda a despejar muchas cosas e incluso a desdramatizar elementos que crees que porque estás empezando sólo te pasan a ti; en cambio, si te lo cuenta otra persona que ha pasado por esas mismas necesidades de escoger y no saber cómo hacerlo, ayuda a facilitar la decisión.
Patricia: Las sesiones con mi mentora fueron muy satisfactorias. En la primera quedamos en las oficinas de EY para hablar, y desde un primer momento entablamos confianza. Pilar me explicó su trayectoria profesional y yo le expuse mis inquietudes, lo que había hecho fuera y dentro de la universidad. Le propuse hacer una charla en la UIC sobre EY y ella me presentó a sus socios de auditoría. Fue muy interesante, sin ella no hubiese tenido la oportunidad de conocer a grandes profesionales.
¿Crees que a Patricia le has aportado una mirada más práctica sobre el terreno?
Pilar: La mirada academicista ya la ha obtenido en la universidad y así debe ser; pero los primeros pasos y el conocimiento del mundo profesional se dan junto a alguien que ya está en el campo y que puede ayudar a que el joven se vea reflejado en lo que quiere hacer en su futuro.
¿Qué ejes son necesarios para posibilitar el mentoring desde la experiencia?
Patricia: Primero, que el mentee esté motivado a tener estos encuentros con el mentor y que sea realmente capaz de expresar todo lo que piensa en cuanto a sí mismo y a sus objetivos dentro del mundo laboral. Para crear ese vínculo de confianza no hay que guardarse nada; la otra persona no está allí para juzgarte. Lo importante es decir lo que piensas para que el mentor realmente te ayude. Pilar es una persona muy organizada, muy implicada con los demás, muy resolutiva, muy efectiva en todo lo que hace. Por mi parte, sentía una gran admiración al ser la decana de la Facultad de Derecho de la UIC y socia responsable del área de Derecho Público en EY.
¿Aplicaste alguna metodología en tus sesiones para ir guiando a tu mentee?
Pilar: En este punto no soy ortodoxa. Me gusta conocer a la persona y ver cómo aproximarme; soy intuitiva. Lo que mejor funciona es que quien está un escalón más alto abra la puerta y empiece la conversación. Los mentees son muy jóvenes y nos ven en un punto profesional muy elevado, con lo cual a veces preguntar se les hace engorroso por mucha curiosidad que tengan. Mi método fue partir hablando de mi, pero no de lo bonito o interesante que es lo que está en el escaparate sino lo que me costó y lo que dudé, porque sé que eso ayuda a bajar la tensión inicial y contribuye a una aproximación en confianza que después habilita conversaciones enriquecedoras e interesantes.
Patricia: Yo le expliqué mis intenciones de cambiar de departamento, cómo soy, cuáles son mis puntos fuertes y mis debilidades. Ella me dio su opinión de lo que consideraba la carrera como auditora dentro de EY. En el siguiente encuentro, me presentó a su socio de Auditoría. Luego nos encontramos en la UIC en una charla que ella estaba dando a alumnos de Derecho Penal y allí pusimos en común otras oportunidades y posibilidades.
¿El Programa Mentores CYD ha aportado una nueva mirada a tu trayectoria profesional?
Pilar: Sin duda, enriquece mucho conocer profesionales que empiezan a transitar el mercado laboral y están formados en el siglo XXI con otros programas distintos a los nuestros, así como también entender sus inquietudes, sus perspectivas o cómo piensan enfocar sus carreras. En mi despacho hay mucha gente joven y cuesta seguirles el ritmo, con lo cual vincularte con ellos enriquece y ayuda a estar al día con lo que está sucediendo.
Patricia: En mi caso, el Programa Mentores CYD aportó tanto al crecimiento profesional como personal. Pilar me dio consejos incluso de auditoría, aunque ella fuese del área legal. Más que nada, he desarrollado habilidades soft y aprendí a manejar las emociones, a saber organizarme y priorizar, así como a decidir qué es lo importante y lo que no.
Si hablamos del mentoring desde la experiencia, ¿eres consciente de que las dificultades que se presentaron en tu camino inspiraron a tu mentee?
Pilar: Sí, es la esperanza de que se la pasa mal en ciertos momentos pero que es posible lograr lo que uno se propone. Compartir tu experiencia es buenísimo; luego te acuerdas de cuando tu mentor te explicaba sus problemas y te ayudaba a conllevar los tuyos. De esta manera, te encuentras mucho menos solo: aunque el camino se hace en soledad, es bueno saber que otros han tenido las mismas trabas o dificultades, y que todo se puede superar. Por cómo es Patricia, superará lo que encuentre en su recorrido. Estoy segura.
Patricia: Lo que siempre recordaré es el esfuerzo que Pilar hizo para sacar las oposiciones. Ella quería ser abogada del Estado y lo consiguió, pero le costó muchísimo. Al final el camino profesional no es un sprint sino una carrera de unos cuantos kilómetros y lo que hay que hacer es trabajar cuando toca para luego tener recompensa. Gracias a mi mentora pudimos extrapolar su vivencia a mi campo, ya que el departamento de recursos humanos no me llenaba porque mi perfil no estaba dado para ello. Pilar me dijo: “Tú ahora vas a tener que hacer como yo en auditoría; trabajar muy duro para ir subiendo dentro de la empresa hasta llegar al objetivo y así te verás recompensada”. Creo que hemos tenido iguales experiencias pero en distintos ámbitos.
¿Qué valores se necesitan del mentor y mentee para que los encuentros sean enriquecedores?
Pilar: Primero la sinceridad, porque sin ella la conversación es postiza y no llega a nada. Sobre todo, preguntar y tener curiosidad porque tenemos la oportunidad de saber y de escuchar las oportunidades que da la vida. El joven tiene frente de sí a alguien con experiencia y puede aprender de su recorrido. Por ambas partes se necesita escucha activa pero en el caso concreto de Patricia y mío (ella ADE y yo Jurista) fue un reto adicional para mi saber cómo transmitirle cosas que le pudiesen interesar cuando en verdad tenemos carreras diferentes. Eso lo hizo doblemente interesante.
Patricia: Mis padres siempre me han dicho que si tenemos dos orejas y una boca es porque tenemos que escuchar más que hablar. Considero que escuchar es un punto importante en cualquier relación, más entre mentor y mentee ya que el joven está ahí más para escuchar a la otra persona. Además, otro atributo importante es la confidencialidad ya que si te abres profesionalmente a una persona es porque confías en ella y no quieres que divulgue tu intimidad. La ética en este sentido es un atributo esencial.
¿Crees que este programa, al poner en contacto un universitario con una empresa puede compensar el desfase de oferta y demanda profesional?
Pilar: Creo que complementa muy bien porque ellos están en un momento en el que toman decisiones sobre formación adicional. Es cierto que el primer contacto con el mundo profesional les sitúa respecto a qué camino es posible tomar para ubicarse en la posición adecuada a lo que quieren hacer. Es un momento excelente para entablar una relación entre ellos y nosotros.
Patricia: Es un programa útil para un estudiante o alguien que acaba de finalizar una carrera universitaria y que quiere entrar al mundo laboral. La mejor manera de lograrlo es a través de la experiencia que te puede transmitir otra persona mayor y que cuenta con la ventaja de tener 20-30 años de carrera laboral.
¿Podrías poner en palabras el Programa Mentores CYD?
Pilar: Es una gran oportunidad para reflexionar con alguien que ha tenido una trayectoria profesional interesante, y que ello ayude a enfocar tu futuro. Es una oportunidad formativa y de vida, de concienciación de donde estás y lo que quieres hacer. Desde luego suma a todos: desde nuestra profesión como ejecutivos también la pasamos mal, sufrimos, tenemos dudas, atravesamos malos momentos y al tener a otra persona con la cual mediante un vínculo bidireccional de confianza puedas hablarlo, ayuda a verbalizarlo e desdramatizarlo. Eso es importantísimo; ayuda muchísimo a rebajar el estrés para personas que tienen que tomar decisiones en soledad y que no tienen la posibilidad de reflexionarlo con otros.
Patricia: Se establece un vínculo muy especial porque al final no dejas de ser una persona que está muy motivada para dejar de estudiar y encontrar un buen puesto de trabajo en el mercado laboral. En el otro lado, hay una persona que ha pasado muchísimos años en el mercado y sabe perfectamente lo que pasa. Entre la motivación del joven y la experiencia del adulto se da un vínculo para crecer como persona y como profesional.