Andreu Mas-Colell, economista, profesor de la Universitat Pompeu Fabra, y fundador de la Barcelona School of Economics, es uno de los autores de la Monografía del Informe CYD 2024, dedicada a la rendición de cuentas y modelos de gobernanza en la universidad. Quien fue consejero del gobierno de Cataluña en las áreas de Economía (2010-2016) y Universidades (2000-2003), y profesor en la universidad de Harvard, cree que la gobernanza universitaria en España presenta disfunciones estructurales desde hace 25 años. Por ello, en su artículo, mira al modelo universitario de Norteamérica, especialmente de EE. UU, como inspiración para nuevas formas de gestión y organización, que se podrían aplicar en la universidad española aprovechando el margen de actuación que deja la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU):
“Pienso que explorar, con espíritu intrépido, los límites de la gobernanza que el texto de la LOSU permite es un ejercicio que vale la pena llevar a cabo. A partir de ahí la palabra será ahora de las comunidades autónomas. Son ellas las que pueden utilizar, o no, el margen de actuación que la ley les concede”.
Docencia e investigación: diversidad y especialización
A diferencia de Europa, donde todas las universidades aspiran a ser investigadoras y prácticamente todas ellas tienen programas de doctorado, Estados Unidos presenta una estructura «vertical»: solo un 10% de las universidades cuenta con programas de doctorado y hacen investigación. Según explica Andreu Mas-Colell:
“El coste de la investigación es, incluso para un país tan rico como los EE. UU. un factor que inevitablemente ha de llevar a la focalización del esfuerzo. En el caso de los EE. UU. esta focalización ha conducido a una separación entre universidades investigadoras, las menos, y las restantes instituciones docentes de educación superior”.
El resto de las instituciones de educación superior pertenecen a dos modelos diferentes: el liberal arts colleges y el community colleges.
- Los liberal arts colleges son centros privados y minoritarios, orientados a la formación de élites, con un profesorado predominantemente compuesto de doctores, clases de pocos alumnos, y una formación generalista e inclusiva de las humanidades. La pedagogía pone énfasis en cultivar en debate y el espíritu crítico.
- Los community colleges son públicos y mayoritarios: son la razón por la cual más dos tercios de los alumnos norteamericanos de formación superior estudian en instituciones públicas, y constituyen un factor de movilidad social ascendente. Es muy común que estos centros impartan los dos primeros años de un bachelor y los alumnos transfieran su matrícula a una universidad al tercer o cuarto. Imparten titulaciones muy orientadas a la formación técnica y a la empleabilidad.
Gobernanza: un modelo dual
El gobierno de las universidades de Estados Unidos responde a dos modelos:
- Consejo de la Universidad: responsable de los aspectos económicos y de la estrategia de la universidad, con fuerte presencia de alumni y con donantes económicos en caso de las privadas, que pueden intentar influir según apunta Andreu Mas-Colell:
“A raíz de los intensos debates sobre la guerra de Gaza, más de un donante ha tratado de influir sobre cuestiones estrictamente académicas o con implicaciones importantes para la preservación del principio de libertad de cátedra y de expresión”.
- Consejo de Gobierno: está a cargo de todos los aspectos lectivos y de mantener el principio de soberanía académica del profesorado, frecuentemente representado por un senado. Su responsable es el provost, un académico procedente de la universidad.
El responsable del Consejo de la Universidad es el presidente y es quien lidera la universidad, por encima del provost. Su perfil corresponde al de un académico de gran distinción que ha pasado procesos selectivos muy cuidadosos que no se restringen a la propia universidad.
Profesorado: contratación y retribución flexible
Las universidades, públicas o privadas, contratan a sus profesores mediante contratos laborales, con acceso a la condición de tenure, un contrato indefinido con el compromiso de no despedir al profesor salvo si éste incurre en algún comportamiento muy irregular o si la universidad cierra completamente un departamento. La tenure se puede obtener tras cinco o diez años de un contrato inicial denominado tenure track. Según apunta Andreu Mas-Colell:
“El sistema tenure ha funcionado muy bien para la constitución de cuadros de profesores potentes, motivados e implicados. Y se ha convertido en modelo para las universidades con ambición de excelencia de todo el mundo, incluidas las españolas”.
Además de esta fórmula, hay también muchos profesores con contratos temporales, que cubren una necesidad docente concreta. En relación con la retribución, los niveles están muy influidos por la competencia entre instituciones y es plenamente aceptado que los profesores puedan tener otras fuentes de ingresos. Para facilitarlo, los contratos tienen una duración de nueve meses, siendo común que los profesores tengan alguna ocupación en verano.
Aprendizajes que España puede aplicar en el marco de la LOSU
Tras sus reflexiones sobre la gobernanza, docencia y profesorado en las universidades norteamericanas, Andreu Mas-Colell comparte los aprendizajes que se pueden aplicar en la universidad española.
Promover los centros adscritos
Para impulsar la docencia es necesario disponer de un modelo de centro que, como los liberal arts y los community colleges americanos, no tenga necesariamente asociada una misión investigadora o de formación de doctores a la docencia. Si no es así, el autor cree que se impondrá la realidad económica:
“El coste de centros docentes que son también (realmente) investigadores es demasiado elevado para que pueda ser la norma absoluta de los centros en que se imparte docencia”.
Para las universidades públicas, la única vía para hacer posible la existencia de centros básicamente docentes son los centros adscritos. Según apunta Andreu Mas-Collel, nada impide a las universidades promocionar centros adscritos, que no sean concebidos como subalternos, sino que incorporen la centralidad universitaria en formación (no doctoral). Los centros adscritos permiten flexibilidad en el modelo económico, aplicando por ejemplo principios de tarifación social donde la contribución del alumno dependa de sus condiciones. En lo que respecta a la investigación, el autor cree que la ley no ha de imponer un modelo y cada centro ha de tener su propia política.
Fomentar modelo dual con profesores docentes e investigadores
La LOSU restringe el uso de profesores asociados: deben tener contrato indefinido para evitar una temporalidad abusiva y estar a tiempo parcial, con un máximo de 120 horas lectivas. Andreu Mas-Colell cuestiona estas restricciones y considera que no tiene sentido limitar horas de docencia si el profesor no realiza investigación. Además, cree debería permitirse una nueva figura de profesor asociado docente a tiempo completo.
El autor cree que la obligación de que todo el profesorado investigue no va a mejorar el nivel investigador, ya que solo una parte minoritaria del profesorado genera la mayoría de la producción científica. Además, cree que esta exigencia limita la capacidad de respuesta de las universidades públicas frente a las privadas, que no pueden seguir el ritmo ante nuevas demandas docentes. Por ello, Andreu Mas-Colell sugiere que la universidad pública concentre a su profesorado investigador en facultades y escuelas técnicas y amplíe su oferta docente mediante escuelas adscritas, bajo control público pero privadas en estructura, con contratación laboral centrada en docencia y con la posibilidad de incorporar a doctores:
“Las tendencias de futuro llevan hacia una cierta dualización de centros. Los habrá predominantemente docentes y los habrá predominantemente investigadores. Sería una mala evolución si los segundos se agrupan solo en universidades públicas (es bueno que las privadas sean también investigadoras), pero sería una evolución terriblemente mala si los primeros se agrupan solo en universidades privadas”.
Gobernanza: más poder para el Consejo Social
En España, las tres últimas leyes universitarias han establecido un modelo dual de gobernanza, con un Consejo de Gobierno presidido por el rector, la primera autoridad en la universidad, y un Consejo Social con un presidente y miembros surgidos de un proceso vinculado a las CC.AA. En contraste con EE. UU., en España predomina el poder interno del rector y del Consejo de Gobierno.
Según apunta Andreu Mas-Colell, el artículo 47 de la LOSU deja espacio para que las CC.AA. fortalezcan a los Consejos Sociales, incluyendo la dotación de recursos propios, autonomía presupuestaria, y capacidad para apoyar estrategias universitarias:
“Creo que el legislador ha querido dejar y ha dejado a las comunidades autónomas, que son las financiadoras de las universidades, la capacidad de regular y de establecer el grado de solidez y de potencial de acción de los Consejos Sociales que consideren deseable”
El autor cree que las CC.AA. tienen en sus manos transformar los Consejos Sociales en factores importantes, quizás decisivos, de dinamismo, y apunta alguna de las medidas que se podrían llevar a cabo:
- Proveer de recursos suficientes a los Consejos Sociales.
- Implicar al Consejo Social en la estrategia de la universidad, facilitando el acceso del talento.
- Hacer posible que pueda aprobar los complementos retributivos del profesorado.
- Profesionalizar su presidencia, con dedicación exclusiva.
Políticas flexibles para atraer y retener el talento del profesorado
La calidad de las universidades públicas depende en gran medida de su capacidad para atraer, retener y recuperar talento académico, por ello Andreu Mas- cree que las políticas de profesorado deben situarse en el centro de la estrategia institucional universitaria. Para ello es importante que las universidades cuenten con autonomía y flexibilidad y puedan negociar condiciones contractuales atractivas.
“Sería extremadamente valioso contar con iniciativas de las comunidades autónomas orientadas a la retención, recuperación y atracción de la élite profesoral de nuestras universidades. Son iniciativas que podrían dotarse de gran potencia si se instrumentan a través de Consejos Sociales con más consistencia y capacidad de gestión que en la actualidad y, deseablemente, con la complicidad del Consejo de Gobierno de la universidad”.
La colaboración entre el Consejo del Gobierno y el Consejo Social es la que podría permitir atraer el talento científico que actualmente está en el extranjero y recuperar el talento para las universidades españolas.
Este artículo forma parte de la Monografía del Informe CYD 2024, que incluye las reflexiones de una serie de autores nacionales e internacionales acerca de modelos de gobernanza y rendición de cuentas de sistemas universitarios de todo el mundo con contextos muy diversos.
Monografia Informe CYD 2024