Fundación CYD | Josep Maria Garrell: “La universidad española debería avanzar hacia una mayor autonomía”

Josep Maria Garrell: “La universidad española debería avanzar hacia una mayor autonomía”

Josep Maria Garrell

Josep Maria Garrell es el nuevo presidente de la European University Association (EUA), una entidad que agrupa y representa a 850 universidades de 49 países de Europa. A los pocos días de asumir la presidencia, el que fue rector de la Universitat Ramon Llull entre 2012 y 2022 ha hablado con la Fundación CYD de la labor y los objetivos de esta asociación, de la gestión e internacionalización de la universidad española y del rol de la institución ante los retos sociales y tecnológicos, entre otros aspectos.

¿Cuál es la principal función de la EUA y qué objetivos se ha marcado en su mandato?

La Asociación Europea de Universidades es una entidad que actúa como punto de encuentro de las universidades europeas y defiende al sector ante todos los agentes. Su objetivo es generar una visión de futuro en el sector, intentando influir en el marco normativo. La EUA es a Europa lo que la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) es a España.

Soy un candidato continuista, he formado parte del equipo directivo del anterior presidente, pero estoy abierto al cambio. Durante la campaña electoral, invité a las conferencias de rectores a generar una agenda compartida. Tenemos dos grandes ejes de acción, el interno evaluará el plan estratégico y el valor que la EUA da a las diferentes tipologías de conferencias de rectores, mientras que el externo continuará la labor actual. Quiero dar impulso a la comunicación y a la defensa de los intereses del sector, promoviendo un entorno más propicio para que las universidades puedan desarrollar sus misiones. 

Además, creo que es importante seguir trabajando en la reforma de la evaluación académica, tanto a nivel individual como institucional, que ya ha empezado con la reforma de la evaluación de la investigación y tendrá implicaciones en los rankings. Otro de mis objetivos es dar relevancia a la primera misión de la universidad: la docencia, dando respuestas a las necesidades sociales de aprendizaje a lo largo de la vida.

“La Asociación Europea de Universidades (EUA) actúa como punto de encuentro de las universidades europeas y defiende al sector ante todos los agentes. Es a Europa lo que la CRUE es a España”.

Josep Maria Garrell, presidente de la European University Association (EUA)
La internacionalización de las universidades españolas es una de las prioridades que recoge el informe CYD. Precisamente la LOSU incorpora, por primera vez, un título dedicado a ello, en el que se especifica que gobierno, CCAA y universidades elaborarán estrategias de internacionalización. ¿Cómo cree que está posicionada la universidad española y cómo puede avanzar?


La internacionalización de las universidades se puede medir con una ecuación con muchas variables, solemos caer en el error de limitarla al número de estudiantes extranjeros. Una universidad está internacionalizada cuando cuenta con una perspectiva global, tiene convenios de colaboración con instituciones de otros países y está abierta a estudiantes, pero también a profesores, investigadores y personal administrativo de otros países. Si lo reducimos a la captación de estudiantes internacionales, las cifras de España distan de la de otros países europeos. Hay diferentes cuestiones que influyen en ello como el idioma de la enseñanza: en Reino Unido nadie se plantea la lengua en la que deben impartirse las clases, pero cuando se valora en España hay un inconveniente porque el inglés no es la lengua vehicular.  Para la captación de personal docente e investigador internacional debemos estar en sintonía con las condicionales laborales que tienen en otros países y no lo estamos.

Internacionalización también se refiere a compartir programas formativos con otras universidades: el plan de Bolonia pretendía un entorno estructurado en la duración de los grados y másteres, y en Europa en este aspecto hay más flexibilidad que en España. Para avanzar en los procesos de internacionalización hay que hacer incidencia en diferentes variables.

“Una universidad es internacional cuando cuenta con una perspectiva global, tiene convenios de colaboración con instituciones de otros países y está abierta a estudiantes, PDI y PAS de otros países”.

Josep Maria Garrell, presidente de la European University Association (EUA)
En un reciente informe realizado conjuntamente por la Fundación CYD, la Cámara de España y la Conferencia de Consejos Sociales se indicaba que la participación de las universidades españolas en las alianzas de universidades europeas trae muchos beneficios y estimula la diversificación de títulos y la flexibilización de la oferta. ¿En qué considera que beneficia a las universidades españolas participar en las alianzas de universidades? Las universidades, ¿tienen los recursos suficientes para sacar el máximo provecho a su participación?

En la EUA siempre hemos sido favorables a promover las alianzas europeas, pero identificando los factores que hay que ajustar para que la iniciativa sea un éxito. Es todavía pronto para identificar sus beneficios, ya que se trata de una iniciativa piloto, pero lo que sí es una obviedad es que la participación de las universidades españolas es superior a lo que esperábamos; es un mérito que hay que subrayar y dice mucho y bien de la cultura internacional de nuestro tejido universitario. 

Los recursos en estos casos siempre son insuficientes: son alianzas que suelen ser muy caras desde el punto de vista de la gestión. Sí es evidente es que los recursos adicionales (más allá de los que proceden de la Comisión Europea) de las universidades españolas son menores si comparamos con los que reciben las universidades alemanas, por ejemplo. 

Desde el punto de vista normativo hay que ayudar a que la legislación sea mucho más flexible, si se quiere promover formación conjunta, ayudaría una legislación común a nivel europeo y una colaboración efectiva de las agencias de calidad y en todos los procesos previos a la aprobación de los títulos.  

En todo caso hay que señalar que es una iniciativa que la Comisión Europea limita al 10% de todas las universidades y no debemos caer en el riesgo de definir un grupo de universidades de primera y otras de segunda; no todas las universidades pueden participar y eso no tiene que ver con su calidad.

“La participación de las universidades españolas en las alianzas europeas es superior a lo que esperábamos; es un mérito que hay que subrayar que dice mucho y bien de la cultura internacional de nuestro tejido universitario”.

Josep Maria Garrell, presidente de la European University Association (EUA)
Ángel Cabrera, presidente de Georgia Tech, apuntó en una reciente entrevista que la diferencia entre la universidad europea y la estadounidense es que la primera apuesta por la igualdad y la segunda por la diferenciación, lo que permite que haya instituciones como Harvard o Georgia Tech. ¿Europa debe fomentar la diferenciación de sus universidades o seguir apostando por priorizar el acceso?

La universidad es un reflejo de la historia, de la cultura y de la sociedad de los distintos países. En Europa el modelo más común es el denominado “equalizer”: las universidades deben generar igualdad de oportunidades, ser un ascensor social y no diferenciar por cultura, origen o capacidad económica; esto es lo que la sociedad europea les pide. Universidades como Harvard, Georgia Tech u otras de una pequeña lista son “globalizer”: su política es la captación del talento internacional, tanto de estudiantes como de profesores. Ambos modelos tienen cosas buenas y cosas malas y probablemente el punto medio sería lo óptimo.

De todas formas, las universidades en Europa son diversas y deberían poder diferenciarse más las unas de las otras, y para ello es muy importante la autonomía, directamente relacionada con la legislación de cada país. En este punto, es importante señalar que la autonomía que la legislación da a una universidad pública es muy distinta a la de una privada; algo común en todos los países.

 Para diferenciarse, la universidad necesita autonomía para tomar sus propias decisiones. A nivel español, el marco normativo no define cuál es el modelo universitario, pero de modo implícito se intuye un modelo que tiene más tendencia a la homogeneización. 

“Las universidades en Europa son diversas y deberían poder diferenciarse más las unas de las otras, para ello es muy importante la autonomía”.

Josep Maria Garrell, presidente de la European University Association (EUA)
La EUA publica cada cuatro años un informe sobre autonomía universitaria: University Autonomy in Europe: Scorecard. ¿Cómo se posicionan las universidades españolas respecto al resto de los países? ¿En qué medida afecta la autonomía a la calidad de las universidades?

El informe University Autonomy in Europe: Scorecard analiza la legislación que aplica a la universidad pública e identifica el grado de autonomía; en función de los resultados posiciona a los países en 4 grupos.  La legislación española se sitúa en el tercer cuartil; es decir en la media para abajo. Universidades europeas con las que las españolas compiten tendrán un entorno normativo más ágil para reaccionar ante los retos actuales.

La autonomía es esencial en la toma de decisiones: la universidad necesita un sistema de gobernanza bueno, unos liderazgos fuertes e ideas para desarrollar sus misiones para adaptarse a los nuevos retos y diferenciarse.  Para transformar a nuestras instituciones y que den respuesta a los retos social la universidad debe ser autónoma, de lo contrario no podrá responder con la agilidad necesaria. 

“El grado de autonomía de las universidades públicas españolas sitúa a nuestro país en la media para abajo respecto al resto de Europa”.

Josep Maria Garrell, presidente de la European University Association (EUA)
¿Qué modelos europeos pueden ser una buena inspiración para la gestión de la universidad española?

La legislación que tiene cada país es fruto de una historia, una sociedad y una cultura diferentes, por ello es difícil equiparar el modelo de España con el del Reino Unido, que suele ocupar los primeros puestos. Yo prefiero compararnos con países más cercanos como Portugal: abordó una reforma que dio a sus universidades más libertad para decidir y escoger si querían convertirse en fundaciones o continuar como estaban. Las universidades tuvieron la capacidad de decidir de forma autónoma cuál es el modelo que mejor se adaptaba a sus necesidades y retos. No hay modelos, hay entornos legislativos que son más propicios a esta autonomía o no. Creo que deberíamos avanzar hacia una mayor autonomía, acompañada con la necesaria rendición de cuentas.

“No hay modelos de universidad, hay entornos legislativos más propicios a la autonomía. En España deberíamos avanzar hacia una mayor autonomía”.

Josep Maria Garrell, presidente de la European University Association (EUA)

Noticias relacionadas


Suscríbete a CYD News

La ventana de la Fundación CYD a los contenidos más destacados sobre universidad, su contribución al desarrollo y su relación con la sociedad.