La internacionalización del sistema universitario es un factor clave para el desarrollo de la calidad de las universidades españolas las cuales se esfuerzan, año a año, por mejorar su eficiencia, excelencia y competitividad en un entorno cada vez más global. Sin embargo, pese a los esfuerzos realizados por el sistema educativo para mejorar y potenciar su línea de actuación desde una perspectiva interconectada, los retos pendientes aún son muchísimos, y algunos se han visto acrecentados a causa de la pandemia, como la movilidad de estudiantes y de docentes o la preparación de futuras generaciones para un mundo internacional que demanda más competencias digitales sin barreras idiomáticas o culturales.
A estas alturas, nadie duda de que la internacionalización proporciona altas oportunidades para mejorar la calidad de las actividades de aprendizaje, docencia, investigación, transferencia e innovación en nuestras universidades, consolidando a España como referente en educación internacional en español y como nexo inconfundible e irremplazable entre Latinoamérica y Europa.
Pese a ello, el trabajo pendiente es arduo ya que nuestras universidades merecen ser más reconocidas a nivel internacional y para ello deben mejorar su competitividad en relación a las universidades líderes de otros países, además de fortalecer sus lazos de colaboración, cooperación y solidaridad global. Mejorar su atractivo internacional, a la par que brindar a los estudiantes los conocimientos y competencias demandados por la economía y la sociedad global es un reto vigente que merece abordarse desde las aristas de co-participación, integración y universalidad.
Bajo este contexto, el pasado 25 de marzo realizamos un Debate CYD para analizar la internacionalización del sistema universitario. El debate, transmitido en streaming, en directo y con una elevada participación de representantes de los sectores universitario, administrativo y empresarial, se centró en las declaraciones de 6 rectores, vicerrectores y representantes de la administración pública respecto las estrategias que merecen potenciarse para que las universidades consoliden su conexión con el mundo.
En concreto, Laura Alba (vicerrectora de Internacionalización de la UNED), Miguel Ángel Castro (rector de la Universidad de Sevilla y presidente de la Sectorial CRUE Internacionalización y Cooperación), Josep M. Garrell (rector de la Universitat Ramon Llull, miembro del Comité Permanente de la CRUE y supervisor de sus relaciones internacionales), Alfonso Gentil (director del SEPIE), Marco Giarratana (vicerrector de investigación de IE University) y Juan Romo (rector de la Universidad Carlos III) pusieron en común las políticas internacionales llevadas adelante por cada institución así como los puntos de mejora en el sistema universitario para captar/retener al talento cualificado y promover alianzas de calidad en un mundo abierto y globalizado.
Las palabras inaugurales del Debate CYD “La internacionalización de la universidad española, el reto pendiente” estuvieron a cargo de Sònia Martínez Vivas, Directora Gerente de Fundación CYD, quien además de dar la bienvenida a los ponentes y agradecer a los asistentes, enmarcó esta sesión sobre posicionamiento internacional de las universidades españolas con miras hacia un futuro en el que gobiernos e instituciones puedan incorporar esta dimensión de manera conjunta, integrándola como eje vertebral de sus estrategias de desarrollo.
Los ponentes coincidieron ante la primera pregunta de Miguel Ors, director adjunto en Actualidad Económica y moderador de este debate: la internacionalización del sistema universitario, más que un reto concreto es un esfuerzo constante y una oportunidad para que estudiantes y graduados se conviertan en ciudadanos del mundo con una mentalidad diversa, flexible y abierta al cambio.
El siglo en el que vivimos necesita más estudiantes formados en soft skills y menos enseñanza memorística, decimonónica y enciclopedista. Así lo sostuvo Laura, vicerrectora de Internacionalización de la UNED, quien emitió sus primeras palabras reconociendo que en su universidad “la internacionalización es aún un reto pendiente pero que se incluye en su plan estratégico como eje transversal junto a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, la digitalización de la docencia, la investigación, la gestión y la gobernanza. Debemos estar más abiertos no sólo a la captación de talento, tanto de estudiantes como de profesores, sino a los intercambios diversos y enriquecedores”.
Según detalló Miguel Ángel Castro, rector de la Universidad de Sevilla, la internacionalización del sistema universitario es un esfuerzo constante y se encuentra en permanente evolución y progreso. “La universidad, con su carácter universal, necesita llevar a cabo la búsqueda constante de un nuevo conocimiento con un propósito global que es encontrar un modelo que sea capaz de comprender el universo y transmitirlo a través de la educación superior. Es absolutamente necesario la compartición, el intercambio y la comunicación entre todos nosotros, independientemente de la ubicación geográfica”.
Miguel Ángel Castro, rector de la Universidad de Sevilla“La cooperación internacional se ha vuelto hoy más perceptible y necesaria que nunca. La internacionalización es parte fundamental, intrínseca e inherente a lo que somos como universidad y, en esta situación actual, se ha hecho más apreciable, más visible y más necesaria que nunca. La pandemia nos ha puesto de manifiesto con más crudeza la importancia que debe tener la colaboración internacional por parte de todas las instituciones de educación superior en la búsqueda de respuestas eficientes a cuestiones que están siendo urgentes para la humanidad”.
Josep M. Garrell, rector de la Universitat Ramon Llull, brindó su declaración partiendo de una pregunta retórica sobre lo que significa la internacionalización; es decir, no solo movilidad de estudiantes y de personal docente o de servicios, de programas formativos conjuntos entre universidades de diferentes países e iniciativas de investigación mundial, sino que debería referirse a un enfoque multidimensional cuya visión sea global y pretenda favorecer la ocupabilidad internacional de los graduados.
Josep M. Garrell, rector de la Universitat Ramon Llull“Si analizamos las clasificaciones institucionales en relación a la autonomía y en relación a la inversión del país en educación superior, el sistema universitario español se posiciona de la mitad para abajo comparado con los sistemas europeos, con lo cual es evidente que no goza de gran margen de decisión ni cuenta con recursos. Por tanto, la comparación con otros sistemas universitarios es casi imposible, ya que nuestro contexto social, cultural, histórico y económico es diferente a los sistemas más punteros y a aquellos polos de atracción de conocimiento con tanta reputación que se encuentran en Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos o Reino Unido”.
En paralelo, Alfonso Gentil, recientemente nombrado director del SEPIE, detalló el servicio que brinda la Agencia Nacional adscrita al Ministerio de Universidades, reconociendo que las instituciones educativas han dado en los últimos años un salto de calidad y competitividad tanto en la dimensión docente como investigadora y también en la movilidad. “Año tras año, España lidera el ranking de recepción de estudiantes europeos en el sector de la educación superior a través de Erasmus+, además de ser el segundo país emisor en esta iniciativa. Sin embargo, como no podemos vivir del Programa Erasmus y de la movilidad de estudiantes, estamos trabajando en un plan estratégico y operativo para que el sistema universitario no solo se centre en la movilidad de las personas sino también del conocimiento, la ciencia y la innovación”.
Marco Giarratana, vicerrector de investigación de IE University, también insistió en la calidad que tiene la marca España y en los esfuerzos de inversión que realizan las universidades para aumentar el nivel de solidez de su propia industria de la educación. “La universidad ha nacido como organización internacional. Las primeras universidades fundadas ya querían atraer talento y capital humano. Hoy, hay mucha más competencia para atraer capital humano a nivel de estudiante o de profesorado, y la internacionalización empieza a ser una condición necesaria para alcanzar una mayor reputación a nivel internacional y a nivel país. El discurso de competencia y de cooperación será el futuro de la planificación universitaria”.
“La internacionalización es una oportunidad para que nuestro país juegue un papel único. Si ampliásemos la docencia en inglés seríamos el único país que podría ofrecer una experiencia internacional en español y en inglés, apelando a los estudiantes a formarse en los dos idiomas más hablados del mundo”, expresó con determinación Juan Romo, rector de la Universidad Carlos III de Madrid, quien además defendió la internacionalización como elemento co-sustancial a la experiencia universitaria, siendo obligación de las universidades proporcionar a los estudiantes una experiencia diversa y diversificada, con personas de otros países, otras lenguas y otras culturas para convertirlos en “ciudadanos del mundo”.
Juan Romo, rector de la Universidad Carlos III de Madrid.“Cuando hablamos de este tema, olvidamos el impacto que la internacionalización tiene en el PIB del país: en España hay más de 100.000 alumnos internacionales, los cuales aportan individualmente 20-30 mil euros; es decir, 2 o 3 mil millones de euros al año. España es el tercer país del mundo que más estudiantes recibe de Estados Unidos, detrás de Reino Unido y de Italia. Además, los estudiantes extranjeros titulados en nuestra universidad han creado 615 empleos a tiempo completo solamente en empresas y startups creadas por alumnos internacionales. En otros datos no estamos tan bien, como el nivel de captación de estudiantes en máster y doctorado: solo el 2,5% de estudiantes son internacionales en nuestro sistema universitario comparado con, por ejemplo, EE.UU que capta un 26%, Reino Unido un 15%, Francia un 11% o Alemania un 10%”.
El rol de los rankings y la importancia del inglés para captar talento internacional
El siguiente módulo del debate se centró en compartir las valoraciones respecto a dos temas controvertidos: el inglés como lengua vehicular del conocimiento internacional y el uso estratégico de los rankings institucionales a nivel mundial. Universidades de todo el mundo llevan más de veinte años dedicando grandes esfuerzos a introducir titulaciones impartidas en inglés como instrumento de internacionalización, las cuales a su vez y de manera correlacional, logran mejores posiciones en el mapa global y en la atracción del talento internacional.
Según Laura Alba (UNED), para una mayor internacionalización del sistema universitario hace falta incluir el inglés en la enseñanza, además de mejorar la movilidad tanto presencial como virtual de los estudiantes y de los profesores. “La pandemia ha puesto en valor la metodología de enseñanza a distancia de universidades como la UNED, así como la necesidad de internacionalizar, a través de la digitalización, las enseñanzas de todos los centros. Aún así, debemos seguir trabajando en proyectos de investigación debidamente financiados y obtener más flexibilidad en los programas de estudio y en el acceso a los cuerpos docentes por parte de los extranjeros”.
Miguel Ángel Castro (Sevilla) abordó la controversia sobre las clasificaciones internacionales haciendo un llamamiento a relacionar el posicionamiento institucional con la inversión que cada universidad realiza para el desarrollo de sus actividades. “La curva es correlativa entre la mayor inversión y la mejor posición universitaria en un ranking. Si lo analizamos a nivel global, el sistema universitario español podría mejorar su clasificación si contara con mayor financiación. Tenemos un amplio margen de mejora en relación a los fondos de los que disponemos; aún así, los resultados logrados con la financiación que tenemos debería llamar a nuestros gobernantes a creer más en el sistema universitario, obteniendo así mayor apoyo con su debida rendición de cuentas”.
En complemento, Josep M. Garrell (URL) sostuvo que “no se debe gobernar una universidad pensando solo en los rankings pero tampoco sin pensar en ellos como parte de la estrategia. Los rankings han llegado para quedarse, son herramientas de apoyo y de comparación del sector y para con el sector. Tener como resultado una sola lista de universidades líderes no sirve de nada sino que debemos compararnos, en función de una serie de indicadores, con aquellas universidades con las que nos podemos comparar en tamaño, enfoque y recursos”.
Alfonso Gentil (SEPIE) prefirió centrarse en la discusión sobre si la enseñanza superior española debe modularse en castellano o en inglés. “Si creemos que los programas en inglés son una oportunidad para mejorar el nivel de internacionalización, debemos trabajar más en ello. En las universidades públicas se enseña solo un 7,68% y en las privadas un 17% a través de programas bilingües. Sin embargo, no debemos quedarnos solo con Estados Unidos sino también ir a otras regiones del mundo: en Iberoamérica tenemos un trabajo hecho que debemos mantener y en otras partes, como África y Asia, nuestro sistema es directamente desconocido o no lo suficientemente valorado”.
Los rankings internacionales juegan un papel fundamental en la visualización y el posicionamiento global de las universidades y, sin duda, las posiciones que ocupan los diversos centros educativos están ligadas a los recursos que reciben o que se dedican a ellos. Así lo consideró Juan Romo (UC3M), validando su postura con datos de la OCDE: “La inversión pública en educación superior tiene una media del 1,4 del PIB, cuando en España es de la mitad, solo del 0,7. Si nos comparamos con universidades de las redes europeas de las que formamos parte, la financiación media por estudiante de las que lideran el ranking es de 32 mil euros, cuando en España es de 8 mil. No tiene sentido compararnos con universidades cuya financiación es 4 veces la nuestra, o con Cambridge cuya financiación por estudiante es de 90 mil euros”.
Actualidad educativa y barreras de acceso a la universidad
El tercer bloque estuvo centrado en la actualidad educativa y en las diversas medidas que propone llevar a cabo el Ministerio de Universidades. Respecto a la posible exigencia de una prueba de acceso a la universidad para los estudiantes extranjeros, Laura Alba (UNED) afirmó que, ante todo, debería ser coherente, clara, homogénea y con criterios claros para que los alumnos que provengan de otros países se sientan en igualdad de condiciones. “A un alumno de otro país que quiere estudiar ciencia no podemos exigirle un examen de historia española. Se debe insistir en evaluar solo las materias de modalidad y acaso una prueba de competencias generales. Además, si el programa educativo va a ser en español, no tiene sentido que el examen sea en inglés, o viceversa”, subrayó la vicerrectora de Internacionalización.
En común acuerdo, Marco Giarratana (IE University) reforzó la valoración de que “si hay una prueba de acceso, debe promover la flexibilidad y cumplir con los parámetros de exámenes internacionales. El talento no quiere barreras y si ponemos limitaciones correremos el riesgo de perder el capital humano, a nivel universidad y a nivel país. La accesibilidad universitaria debe diseñarse dentro de un marco de consenso y calidad”.
También el rector de la Carlos III defendió esta mirada de ductilidad y conformidad: “Si el examen para estudiantes extranjeros se establece como necesidad, debe ser flexible de manera que facilite la internacionalización del sistema universitario. No debería ser sobre contenidos sino sobre madurez y el idioma debería ser opcional entre español e inglés dependiendo del estudio que quiera realizar el alumno en nuestro país”, alegó Juan Romo.
Al reflexionar sobre el plan de actuación que está llevando adelante el sistema universitario español, Miguel Ángel Castro (Sevilla) defendió que debería estar alineado con la agenda europea en materia de transformación en la educación superior ya que de esta forma se podría marcar positivamente el devenir del desarrollo de actividades colaborativas y de expansión en el espacio europeo. “No mirar a Europa para definir cómo debe ser nuestra estructura parlamentaria sería un error de gran tamaño. Debemos lograr un Pacto de Estado y buscar una visión compartida, identificar las áreas de priorización en las que nos queremos basar en nuestro desarrollo y marcar una hoja de ruta que determine los pasos. No se trata solo de financiación, que es fundamental, sino también de hilvanar la estructura que nos permita desarrollarnos mediante líneas estratégicas que efectivamente tengan como uno de sus pilares clave a la internacionalización”, manifestó el rector.
Por su parte, Josep M. Garrell (URL) hizo hincapié en la autonomía que necesitan las universidades para que los grados y másteres puedan tener duraciones diferentes en función de ciertas normas que garanticen el desarrollo coherente de los contenidos. “Debemos pasar de los grandes postulados a la concreción con instrumentos. No hace falta hacer reformas enormes sino tocar ciertas cosas que nos permitan mejorar los activos y la potencialidad del sistema universitario español. Debe haber un consenso político y un Pacto de Estado para que las universidades sepamos cuáles son las normas, las reglas de actuación y los instrumentos de los que disponemos para captar profesionales e incluir PDI y PAS internacional con cierta flexibilidad”, sentenció el rector.
El futuro de la universidad: pensar a nivel global y actuar desde lo local
Por último, los ponentes compartieron su proyección respecto al futuro de la universidad así como el impacto que ha tenido la pandemia en la digitalización de la enseñanza y en la orientación internacional de las universidades. “Modalidades educativas a distancia como la UNED han salvado la educación en pandemia e incluso han sido adoptadas por las universidades presenciales. Ahora, estamos trabajando a través del programa internacional europeo para que los microtítulos (Short Learning Programs) sean también considerados estudios oficiales ya que se ajustan y responden a las necesidades de los estudiantes”, garantizó la vicerrectora de Internacionalización.
Laura Alba, vicerrectora de Internacionalización de la UNED“La convergencia entre mundo digital y presencial constituye una oportunidad para potenciar la internacionalización. La universidad del futuro debe ser globalizada, colaborativa, flexible, apostar por las soft skills y no por el conocimiento enciclopedista. Debemos aprender de los modelos de otras universidades del mundo y tener más flexibilidad y apertura al cambio. Nuestros programas de estudio se tienen que adaptar a las necesidades de formación del Siglo XXI con un enfoque de aprendizaje a lo largo de la vida”.
Como reflexión, Marco Giarratana (IE University) valoró al sistema educativo como el “soft power” de un país y que, por tanto, debe contar con la inversión y los recursos suficientes para que la universidad “no solo sea una organización donde se aprenda y se desarrolle investigación sino que se convierta en un centro capaz de elevar la reputación de un país”.
Coincidiendo con el análisis de Marco, Alfonso Gentil defendió los programas educativos de cooperación y colaboración internacional como activos para posicionar a España ante el mundo.
Alfonso Gentil, director del SEPIE.“La orientación internacional debe servir para lograr una mirada global e intercultural de la educación superior. Tiene que ser el medio para que las universidades viajen hacia la excelencia y hacia la relevancia en su entorno internacional, europeo y nacional. Los mejores medios para ello son los programas de cooperación conjuntos que ponen en valor la movilidad y la internacionalización”.
Como cierre, y en sintonía con sus pares, Josep M. Garrell se refirió a la valoración y a los nuevos alcances de la palabra “presencialidad” ya que, a raíz de la pandemia, la digitalización ha devenido en una telepresencialidad sincrónica y en una modalidad híbrida de enseñanza. “La universidad del futuro será global o simplemente no será. Ahora más que nunca debemos aplicar la receta Think global, act local: mirar hacia todo el mundo pero sobre todo a Europa. Si el mundo es la ciudad, Europa es nuestro barrio y estamos integrados dentro del Espacio Europeo de Educación Superior; aún así, tampoco debemos olvidar los lazos que nos unen con Latinoamérica, los cuales deben ser cuidados. Las universidades somos parte de los ecosistemas de conocimiento y debemos colaborar entre todos para construir más nichos que sean atractivos para el talento internacional y que ayuden a mejorar la reputación de los sistemas educativos”, concluyó el rector de la URL.
En el siguiente video, podrás escuchar las intervenciones de los ponentes en el Debate CYD “La internacionalización de la universidad española, el reto pendiente”.