Fundación CYD | Entrevista a Ana Botín en el Día Internacional de la Mujer

Entrevista a Ana Botín en el Día Internacional de la Mujer

Entrevista a Ana Botín Fundación CYD

El 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer en defensa del trabajo, la presencia y el rol de la mujer en el mundo. Sin duda, un día que traspasa fronteras y que evoca más de 90 años de lucha con el objetivo de alcanzar la igualdad, la justicia, la paz, el desarrollo pleno y la participación igualitaria de la mujer con respecto al hombre. En cada aniversario, hay mujeres que, con su entrega, tenacidad y perseverancia, contagian su esfuerzo por la igualdad de género. En nuestro caso, realizamos esta entrevista a Ana Botín, Presidenta de Fundación CYD y fuente de inspiración y motivación por su constancia, trabajo y pasión.

El 8 de marzo de 1857, cientos de mujeres de una fábrica textil de Nueva York salieron a la calle como protesta ante los bajos sueldos percibidos (menos de la mitad del de los hombres) y las malas condiciones de trabajo. Aquella manifestación llegó a su fin con 120 mujeres fallecidas ante sus gritos por la igualdad. En 1908, se celebró por vez primera un Día Nacional de la Mujer, fecha que sirvió de escenario para numerosas protestas bajo el lema “Pan y Rosas” en el que el pan simbolizaba la seguridad económica y las rosas la calidad de vida.

La reivindicación del Día de la Mujer vivió su bautismo el 25 de marzo de 1911, también en Nueva York. La fábrica de camisas Triangle Shirtwaist ardió en la madrugada con centenares de mujeres que trabajaban en aquel edificio de diez plantas y que no pudieron escapar de las llamas porque los propietarios habían bloqueado los accesos para evitar robos en su interior. Además de costarle la vida a 146 mujeres, la escena en el corazón de Manhattan sirvió para que las leyes comenzaran a recoger mejoras en la seguridad laboral.

Pocos años después, las mujeres rusas eligieron el último domingo de febrero de 1917 para convocar una huelga bajo el lema “Pan y Paz”. Los dirigentes políticos se opusieron a su celebración en ese día, pero las mujeres siguieron adelante. La caída del Zar y la llegada de un gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho a votar el 8 de marzo.

Finalmente, en 1977 la Organización de Naciones Unidas convirtió la jornada del 8 de marzo en el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, para «conmemorar la lucha histórica por mejorar la vida de la mujer”. Desde aquella fecha, el día se convirtió en un punto recurrente y en un paso adelante por la igualdad de género en la sociedad y en el desarrollo de la persona.

Sin embargo, según el Foro Económico Mundial, aún faltan 170 años para cerrar completamente la brecha de género. Por lo que, es necesario seguir trabajando para incrementar los niveles de equidad y conseguir una igualdad plena para un mejor y mayor crecimiento económico y bienestar social.

Entrevista a Ana Botín: Su visión en el Día Internacional de la Mujer

90 años después, el 8 de marzo de 2019, el lema elegido para conmemorar a nivel mundial el Día Internacional de la Mujer ha sido “Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio” con la finalidad de abogar por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
En Fundación CYD no queríamos perder la oportunidad de conversar con nuestra Presidenta, Ana Botín, cuyo compromiso con el crecimiento sostenible e inclusivo se ve reflejado en su actividad diaria y en las acciones que impulsa. Sin duda, su liderazgo transmite una misión muy clara: contribuir al crecimiento, progreso y desarrollo de la sociedad de forma sencilla y justa.

A continuación, compartimos la entrevista a Ana Botín, una mujer que se considera feminista y que cree que todo el mundo debería serlo, que defiende la necesaria asertividad personal y de cambio estructural en la organización del trabajo.

1. El Día Internacional de la Mujer es un momento clave para reflexionar acerca de los avances logrados. ¿Cómo definirías la situación actual en términos de igualdad de género?

En una entrevista que hice hace poco con motivo de los 40 años de la Constitución destacaba que uno de los grandes logros que se han conseguido en España en estos últimos 40 años es la incorporación de la mujer al trabajo. En ese entonces, España era un “país de hombres”. Recuerdo muy bien que –durante muchos años– yo era la única mujer en las reuniones. Las cosas han mejorado, aunque no lo suficiente y nos deben de preocupar datos como el que acaba de publicar la FAD esta semana, que dice que el 56% de los jóvenes en España defiende posiciones machistas. Hace falta tomar conciencia de verdad, fomentar el cambio cultural. Todavía hay muchas actitudes, hábitos y comportamientos cotidianos o culturales que son contrarios a una igualdad verdadera. La sociedad está más receptiva que nunca. Hay que aprovechar el momento.

2. Las tendencias actuales indican que la brecha digital se está ampliando y que las mujeres están insuficientemente representadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y la economía. ¿Cuáles crees que son las razones?

La brecha de género en educación superior STEM es un problema y hay que solucionarlo. Según el Ministerio de Educación, en España las mujeres representan sólo el 31% de los estudiantes matriculados en estos campos de estudio. En Europa, sólo 3 de cada 10 científicos es una mujer. Pero parece que la situación está cambiando.
Las profesiones STEM están hoy entre las más demandadas. Sin embargo, los conocimientos técnicos ya no son suficientes. Como explico en un artículo publicado en el diario ABC con motivo del día de la mujer, hay estudios como el de David Deming, de la Universidad de Harvard, que demuestran que el cambio tecnológico está generando una mayor demanda de habilidades sociales. En los últimos años han aumentado los puestos con un mayor componente de interacción social y los salarios de los trabajos que combinan conocimientos matemáticos y habilidades sociales también han crecido. Esto, hoy, es una ventaja competitiva para las mujeres en el mercado laboral.

Hoy todavía se aceptan determinados estereotipos que vinculan a las mujeres con unas profesiones y no con otras. Esto tiene que cambiar. Es algo que debe abordarse desde la infancia, no sólo en las aulas sino también en la propia familia, las expectativas que trasladamos a nuestros hijos, cómo juegan, qué les motiva, los roles que les damos. Con todo ello, muchas veces de manera inconsciente influimos en las elecciones que nuestros hijos harán a lo largo de su vida.
3. En una de tus últimas entrevistas profundizaste en la discriminación positiva. ¿Qué debería cambiar para reducir la brecha salarial que evidencian los datos?

La diferencia salarial en puestos de trabajo equivalentes es inaceptable y debe eliminarse. Sin embargo, reducir la brecha salarial absoluta entre hombres y mujeres no es algo que se consiga de la noche a la mañana.

Aumentar la presencia de mujeres en puestos de liderazgo requiere nuestra máxima atención y esfuerzo. El objetivo es que las mujeres tengan más peso en la toma de decisiones estratégicas, porque tener un liderazgo más diverso nos beneficia a todos, todos ganamos, también los hombres y toda la sociedad.

En Banco Santander, la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es una prioridad. Tenemos muchas iniciativas en marcha con el objetivo de alcanzar la igualdad efectiva a todos los niveles. Y hemos puestos objetivos concretos, como lograr la paridad en el Consejo de Administración en 2021, aumentar en un 50% el objetivo de mujeres en posiciones de liderazgo, hasta un 30%, y aumentar la diversidad cultural de nuestros equipos.

4. ¿Qué le dirías a una joven de 18 años que finaliza el instituto, está por empezar una carrera universitaria y no sabe hacia qué sector dirigirse?

Mi consejo sería que, además de estudiar lo que le interese, intentara tener una formación completa que incluya conocimientos humanísticos. Aprender una materia, pero también aprender a comunicarse de manera escrita y oral, aprender a trabajar en equipo, aprender de otras culturas, de personas diferentes. Aprender a adaptarse y aprender a aprender, porque la educación es algo que hay que seguir haciendo toda la vida.
En cuanto a qué aprender –aunque depende, claro, de los intereses y de en qué es bueno cada una–, hay una demanda creciente de talento en las habilidades STEM, debido al proceso de digitalización y la transformación de la economía y la sociedad. Necesitamos talento para tratamiento de datos, ciberseguridad, programación, investigación aplicada, robótica.

Pero ese conocimiento científico debe ir de la mano de un conocimiento humanístico que aporte una visión completa del mundo y de las demandas de la sociedad. Necesitamos conjugar las materias científicas con humanidades: sociólogas, antropólogas, filósofas. Igual de importante que los conocimientos es potenciar otras cualidades y actitudes muy necesarias para tener éxito profesional y personal, como tener valores, tener empatía, creatividad. Necesitamos personas con visión a largo plazo y con ganas de innovar, sin miedo a equivocarse y con actitud de aprendizaje continuo.

Y, por último, también las animaría a emprender y a entender cómo funciona la economía, qué es lo que funciona, y qué no funciona. Necesitamos más mujeres emprendedoras. Los datos demuestran que las start-ups fundadas por mujeres generan más del doble de ingresos que las de los hombres, a pesar de que reciben menos financiación (según el estudio de Boston Consulting Group y MassChallenge).

5. En una reciente entrevista utilizaste la metáfora del ascensor social para referirte a la educación y, particularmente, a la universidad como factor clave en el éxito de España en las últimas décadas. ¿La educación sirve hoy para combatir la desigualdad?
Siempre digo que la educación no lo es todo, pero es casi todo. La educación tiene la capacidad de transformarnos como personas, a nivel emocional, cultural y, por supuesto, económico. Es fundamental no sólo para poder afrontar los retos tecnológicos o financieros del mundo actual sino también para construir sociedades más justas e inclusivas.

La educación, y cada vez más la educación continua a lo largo de la vida, es la manera de poder acceder a trabajos de calidad en la era de la inteligencia artificial y el big data. Y hay estudios que demuestran que las mujeres con menor nivel educativo son las más vulnerables a los cambios que trae la tecnología.
Tenemos que lograr que la educación superior, la universidad, sea accesible para todo el que quiera, independientemente de su origen, su edad o su capacidad económica. Es el momento de diseñar y construir una nueva etapa de éxito para nuestra universidad, un proyecto ambicioso de una universidad ilusionante e inclusiva.

6. Hace tan solo un año asumiste una participación activa en Twitter, y en menos de 24 horas ya tenías casi 10.000 seguidores. ¿Eres consciente del poder de tu imagen para poner en debate una cuestión social?

Hace un año me declaré feminista y a muchos les llamó la atención. Recibí elogios y también críticas. Lo hice porque cada día soy más consciente de que, para romper barreras, decir las cosas públicamente, hablar claro, ayuda. Estoy en una posición privilegiada para hacerlo. Y lo hago no solo por mí misma, sino por otras muchas mujeres y hombres que piensan como yo. Tengo la responsabilidad de hacerlo, aunque no les guste a todos.

7. En tu perfil @AnaBotin te presentas como «entusiasta de la gente, presidenta ejecutiva del Santander, madre y esposa». También confiesas ser «apasionada por la educación y el planeta» y que practicas yoga, «aunque no tan a menudo como me gustaría». ¿Cómo hacen para convivir todas tus facetas de madre, esposa y presidenta ejecutiva con tus pasiones personales?

Las personas, hombres y mujeres, tenemos muchas facetas. Es cierto y es una realidad avalada por muchos estudios, que a las mujeres en general nos cuesta más poder desarrollarlas todas, es cierto que existe un “impuesto a la maternidad”. En mi caso, desde hace varios años me resulta difícil poder seguir con mis clases de yoga, hoy son la excepción más que la regla, sobre todo por mis viajes. Lo cierto es que no es posible “tenerlo todo”, hay que entender en cada momento qué es lo que es prioritario, por ejemplo, en cuanto al tiempo que tienes para ti misma, para tus amigos, para tu familia, para tu trabajo. Tener un compañero, o familiar, que te pueda apoyar en ciertos momentos –como lo he tenido yo con mi marido o mi madre–, te permite hacer cosas que de otra manera no serían posibles.

Y ya en el plano profesional, tenemos que cambiar la cultura en la empresa, continuar en la dirección de modificar la forma de medir los resultados, basándonos en datos y no en las horas que se pasan en la oficina. Descartar malos hábitos que suelen perjudicar más a las mujeres —como largas comidas o reuniones de última hora convocadas al final del día—. Durante años me estuvieron convocando a reuniones todos los domingos, cuando mis hijos eran pequeños me costaba mucho salir de casa.

En el banco estamos totalmente comprometidos con el objetivo de mejorar el equilibrio entre la vida profesional y personal y seguir avanzando para hacer de Santander el mejor lugar para trabajar. Nuestro programa de flexiworking, por ejemplo, ofrece a los empleados nuevas formas de trabajar, que van desde horarios más flexibles, teletrabajo y posibilidades para que los padres o madres puedan pasar más tiempo con sus hijos.

8. ¿Te has sentido cuestionada en algún momento de tu carrera profesional por ser mujer? ¿Crees que se te ha exigido más por el simple hecho de ser mujer?

Yo empecé a trabajar en Estados Unidos en un mundo muy de hombres. Aprendí durante esos años que había que llegar a la oficina antes que tu jefe e irse después que él. También aprendí a hablar claro, speak up, y cuando consideraba que me tocaba una promoción no me quedaba callada. Llevo muchos años como ejecutiva del banco. Ya en el Santander, muchas veces me ha tocado hablar muy alto para que se me escuchara entre tanta voz masculina. Y así y todo, a menudo no lo conseguía…

9. En los grupos de trabajo con una sana mezcla de mujeres y hombres hay más eficiencia y mejor rendimiento. ¿Necesitamos cambios estructurales en la organización del trabajo para asegurar que tanto mujeres como hombres puedan contribuir y colaborar en equipo?
Para entender el mundo en que vivimos es necesario contar con equipos diversos e inclusivos, que sean un reflejo de la sociedad. Si gestionamos bien la diversidad de talento podremos atraer y retener a los mejores profesionales, lo que nos ayudará a conseguir mejores resultados y de manera sostenible.

Las mujeres aportan competencias complementarias a las de los hombres y hay estudios que demuestran los beneficios en términos de eficiencia y rendimiento. McKinsey apunta que las organizaciones más diversas tienen resultados financieros un 35% superiores a las menos diversas; según un estudio de Harvard el entendimiento de las necesidades de los clientes aumenta un 152%; PWC dice que el fomento de la diversidad impulsa la innovación en un 79%. Y podría mencionar muchos más. Sin duda necesitamos poner en marcha medidas que ayudan a identificar el talento femenino, ofreciendo formación para que las mujeres puedan acceder a los puestos directivos.

Siempre pongo el ejemplo de que las mujeres no optan a un trabajo si no se sienten cualificadas al 150% para el puesto, mientras que a los hombres les basta con cumplir el 50-60% de los requisitos para postularse. Esto es un hecho en la mayoría de países, sectores y empresas que debemos corregir.

10. ¿Cómo crees que será el Día Internacional de la Mujer en el 2025? ¿Habremos avanzado o retrocedido en relación a nuestras demandas actuales?

Hoy existe una conciencia social clara de la necesidad de avanzar más rápido. Estoy convencida de que sólo serán sostenibles a largo plazo aquellas empresas que tengan en cuenta lo que la sociedad demanda más allá de los resultados. Tengo, por tanto, plena confianza en que en 2025 la situación será mucho más favorable, con una diversidad acorde con la igualdad de oportunidades real entre hombres y mujeres. Pero exige la colaboración de todos, especialmente de los hombres, que son los que mandan. Todos somos responsables y queda mucho trabajo por hacer.

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