Fundación CYD | Educar en igualdad para romper el techo de cristal en la universidad y en la empresa

Educar en igualdad para romper el techo de cristal en la universidad y en la empresa

Techo de cristal

El gobierno ha aprobado recientemente el Anteproyecto de la Ley de representación paritaria de mujeres y hombres en la política, la Administración y las empresas, que establece un mínimo del 40% de mujeres en la dirección de órganos públicos y privados: una medida que, según recoge la Moncloa, se extenderá desde la Administración General del Estado a todas las entidades del sector público. En la actualidad, en la universidad, la presencia de la mujer en los puestos de liderazgo queda lejos de ese objetivo: sólo el 26% de las mujeres son catedráticas y el 23% rectoras.

Para reflexionar acerca de la situación actual de la mujer en la universidad, organizamos el debate “Universidad y techo de cristal: situación actual y retos” en el que participaron Eva Ferreira, rectora de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), Susana Ladra, directora del Campus Innova de la Universidade da Coruña (UDC), Amaya Mendikoetxea, rectora de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Concha Monje, catedrática e investigadora de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).

Sobrecarga de tareas, sesgos de género y peor autoevaluación; frenos del ascenso femenino

El Instituto Europeo de la Igualdad de Género define “techo de cristal” como los “impedimentos artificiales y las barreras invisibles que dificultan el acceso de las mujeres a los principales puestos de decisiones en una organización, ya sea pública o privada”. Las cifras de la evolución de la carrera académica de la mujer, del 56% de matriculadas al 23% de rectoras, muestran un efecto “tijera” y dejan intuir obstáculos tras los que hay diferentes factores sociales y culturales.

La rectora de la UAM, Amaya Mendiokoetxea, cree que al techo de cristal se suma el efecto de “suelos pegajosos”: la sobrecarga de tareas que hacen que la mujer se quede en puestos de menor cualificación, en la base de la gestión, y esté poco representada en los órganos de decisión. También destaca, por lo que se refiere a la dirección de la universidad, la diferencia entre el proceso para acceder al rectorado en el ámbito público y privado:

“En la universidad pública, para ser elegida rectora hay que presentarse a unas elecciones: hay una exposición pública que echa para atrás a bastantes mujeres, sobre todo cuando tienen que competir con otros candidatos”.

Amaya Mendikoetxea, rectora de la UAM

Amaya Mendikoetxea es optimista y comenta el progresivo aumento de candidatas: en la actualidad cuatro mujeres optan a ser rectora en la Universidad Complutense de Madrid. Por el contrario, se muestra escéptica ante el impacto que pueda tener la LOSU, que elimina la exigencia de ser catedrático/a para optar al rectorado: “Aunque en menor medida, el mismo problema de la falta liderazgo se da en otras figuras universitarias, como decano o director de departamento, que no exigen que seas catedrática”.

La rectora de la Universidad del País Vasco, Eva Ferreira, señala que lo importante es identificar el techo de cristal cuando, ante igualdad de capacidades, hay una menor posibilidad de ascenso de las mujeres:

“La información de la que disponemos indica que no sólo hay menor proporción de mujeres en los puestos de liderazgo en la universidad (que podría deberse a otros factores como las diferencias en las preferencias), sino que hay factores de sesgo a la hora de evaluar sus capacidades”.

Eva Ferreira, rectora de la UPV-EHU

Eva Ferreira se apoya en los resultados de estudios como el del efecto Jennifer and John, que concluyó que un CV idéntico tenía más posibilidades de ser contratado en una universidad estadounidense si en él aparecía el nombre de John que el de Jennifer.

Además de los sesgos externos, también se dan ciertas limitaciones internas. En opinión de Concha Monje, catedrática e investigadora de la Universidad Carlos III de Madrid, la exigencia a la hora de autoevaluarse puede ser un freno para la ascensión de la mujer:  

“Nos cuesta creer que tenemos las capacidades, y si no las conseguimos a un nivel muy alto, no nos atrevemos a decir que aquí estoy yo. Hay un porcentaje significativo de mujeres que, erróneamente, piensa que según qué puestos no son para ellas”.

Concha Monje, catedrática e investigadora de la UC3M

Susana Ladra, directora del campus Innova de la Universidade da Coruña, añade además otros factores sociales, condicionados por la mayor dificultad de la mujer para conciliar su vida personal y profesional: 

“Existen redes de poder que muchas veces se crean fueran de las jornadas laborales y que están formadas en su mayoría por hombres. Cuando piensan en incorporar a otras personas, favorecen la inclusión de otros hombres por encima de las mujeres”.

Susana Ladra, directora del campus Innova de la UDC

Ampliar el conocimiento de las ingenierías para frenar la brecha de género en las TIC

La presencia de la mujer en la universidad está muy ligada a ámbitos de conocimiento como educación (80% del alumnado) o salud (73%), pero su presencia es baja en ámbitos como las ingenierías. En la actualidad, solo un 14% de mujeres se matricula en Ingeniería Informática, una carrera con alta empleabilidad, pero que en las últimas décadas ha visto decrecer el número de matriculados en general, y de mujeres en particular. Aumentar el conocimiento acerca de estas titulaciones puede ser una solución para acabar con esta creciente brecha de género, según explica Susana Ladra:

“Hay estudios que muestran que los chicos se lanzan más ante carreras que desconocen, mientras que ellas prefieren ir a campos donde saben que van a ser buenas. Esto contrasta con los resultados de estas carreras. Las notas medias son mejores en mujeres que en hombres y, por lo tanto, no hay motivo para que las mujeres tengan esta auto restricción”. 

Susana Ladra, directora del campus Innova de la UDC

Susana Ladra anima a acabar con todos los estereotipos asociados a la profesión, también los de género, que requieren cada vez más profesionales y de perfiles diversos.

Concha Monje, investigadora especializada en Robótica, considera que las ingenierías siempre se han presentado como algo muy abstracto, difícil de entender y asociado a los hombres. Aboga por mostrar la utilidad social de estos estudios y atraer así también a más mujeres:

“Hay que vender mejor las ingenierías como lo que realmente son: una herramienta transformadora de la sociedad. Hay muchas mujeres que estudian Medicina e incluso Ingeniería Biomédica con ese propósito; para ello los referentes de mujeres son fundamentales”.

Concha Monje, catedrática e investigadora de la UC3M

Una opinión que comparte Eva Ferreira, matemática y catedrática de Economía Aplicada, que considera que es difícil que una niña quiera ser algo si no tiene el ejemplo previo de otras mujeres que sí lo han sido: “Estaremos en una posición más igualitaria cunado una niña quiera ser ingeniera y esto sea algo normal”.

La educación en la infancia, clave para derribar los sesgos de género

Es en la infancia cuando la educación puede tener un efecto más determinante para ayudar a derribar los sesgos y la desigualdad de género. Concha Monje cree que la forma de tratar a niños y a niñas en la infancia puede afectar a su desarrollo futuro:

“Hay que educar a chicas y chicos por igual: tenemos las mismas capacidades y podemos asumir los mismos riesgos, desde la etapa infantil de aprendizaje hasta la adulta. En el momento en que esto se considere algo natural, es cuándo podremos hablar de igualdad de oportunidades y de romper el techo de cristal”.

Concha Monje, catedrática e investigadora de la UC3M

Eva Ferreira cree que el factor cultural es importante, y que hay brechas de género al valorar de forma distinta cualidades como el liderazgo o la discreción en hombres y mujeres:

“No hay una predisposición de las niñas a ser menos ambiciosas, menos matemáticas o menos ingenieras, pero sí que vemos que ya a partir de los 6 años empieza la brecha en la autopercepción”.

Eva Ferreira, rectora de la UPV-EHU

Además del entorno familiar, Amaya Mendikoetxea enfatiza la importancia de la labor del entorno escolar:

“Hay que trabajar mucho con el profesorado de infantil y primaria, porque de ahí parten muchos estereotipos de género. El hecho de que la mayoría de los maestros de infantil y primaria sean mujeres no ayuda. Tan importante es que haya pocas mujeres en ingenierías como que haya pocos hombres en educación o enfermería, porque eso refuerza esos clichés”.

Amaya Mendikoetxea, rectora de la UAM

La rectora de la UAM anima a acabar con los falsos mitos de la falta de confianza o ambición entre las mujeres, con la tendencia a penalizar más a las mujeres por la asunción riesgos y con la falsa creencia que hay una falta de interés por el liderazgo entre las mujeres.

Medidas para reforzar la paridad en la universidad

La LOSU recoge en su texto medidas como la creación (si no existen) de unidades de igualdad de género para desarrollar políticas que garanticen la equidad en las funciones y la retribución. Además, la Ley destaca que todos los órganos colegiados de las universidades, así como las comisiones de adjudicación de plazas y de evaluación y selección de proyectos de investigación deberán tener una “composición equilibrada”.

Para la profesora de la UDC, Susana Ladra, medidas que contribuyan a la paridad, como la introducción de cuotas de género en los puestos de responsabilidad, pueden ser de utilidad:

“A medida que te vas desarrollando te das cuenta de los factores que te rodean; eso me hizo cambiar de opinión y ahora estoy de acuerdo con estas cuotas, es necesario incorporar perspectivas diferentes en los puestos de responsabilidad. Aunque eso suponga una sobrecarga adicional de trabajo, que sobrellevamos con la esperanza de conseguir más igualdad”.

Susana Ladra, directora del campus Innova de la UDC

La rectora de la UAM está a favor de las cuotas y considera que es importante ir más allá de una paridad en los números.

“No me interesa tanto que haya 7 hombres y 7 mujeres; sino los cargos que ocupan. Los vicerrectorados que suelen tener más peso suelen estar ocupados por hombres; hay que ir al análisis fino, no a los números, que esconden muchos sesgos”.

Amaya Mendikoetxea, rectora de la UAM

Eva Ferreira es partidaria del sistema de cuotas, muy extendido en muchos ámbitos y que, en su opinión, en el ámbito del liderazgo femenino genera más debate:

“No nos planteamos muchas cosas de representatividad en otros foros, porque entendemos que ciertos sectores tienen que estar representados; sin embargo, en el ámbito hombre-mujer es el único en el que he visto discusión.”

Eva Ferreira, rectora de la UPV-EHU

Para Concha Monje, la sensibilidad femenina es esencial en todos los ámbitos de decisión y en ámbitos con tanto potencial de desarrollo como la inteligencia artificial:

“Venimos a aportar no un mero número sino una diferente sensibilidad. Por ejemplo, en campos como la inteligencia artificial, es muy importante que participemos, porque si no esas soluciones que deciden por nosotras, no nos tendrán en cuenta. Todo lo que sea aportar diversidad es obligatorio, sino infrarrepresentaremos a una parte de la sociedad”.

Concha Monje, catedrática e investigadora de la UC3M

Según las ponentes, el futuro de la investigación, de la tecnología y del liderazgo pasa por una mayor participación de la mujer en la toma de decisiones. Una diversidad real que, como apuntó Eva Ferreira citando a Simone de Beauvoir, permita que “haya tantas mujeres mediocres en cargos de liderazgo como hombres”.

Noticias relacionadas


Suscríbete a CYD News

La ventana de la Fundación CYD a los contenidos más destacados sobre universidad, su contribución al desarrollo y su relación con la sociedad.