El reciente 12 de junio organizamos junto con ESADE un nuevo desayuno de trabajo que tuvo lugar, precisamente, en el campus de Madrid de dicha escuela de negocios. En esta oportunidad, Manuel Cruz Rodríguez, Portavoz de Universidades del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, hizo hincapié en las nuevas perspectivas y problemáticas universitarias en España con un claro llamado a que la universidad en tanto institución tenga la posibilidad de contribuir al bienestar colectivo.
La sesión fue presentada por Enrique Verdeguer, Director de ESADE Madrid, y por Francesc Solé Parellada, Vicepresidente de la Fundación CYD , ante destacados representantes del mundo empresarial y universitario. Tras cederle la palabra a Manuel Cruz, el diputado del PSC-PSOE comenzó su exposición enfocándose en el privilegio que significa para cualquier persona tener la capacidad de aprender y en las oportunidades que deben brindarse para que el sujeto se encuentre en situaciones de aprendizaje.
El eje de la exposición de Manuel Cruz se centró en los diversos problemas que actualmente enfrenta la universidad española: la financiación, el profesorado, las tasas, matrículas y becas, la autonomía universitaria y la investigación . Estos inconvenientes deben ser inscritos en un marco general que marque la dirección hacia la cual se considera que debe ir la universidad. Reflexionar sobre el modelo que se quiere construir, implica poner en el centro del debate político y social a la universidad; situarla como eje de la “cosa pública” para tener una idea de lo que debe ser y para qué.
La universidad es algo que socialmente nos concierne a todos y, por tanto, su entramado (su eje, sus pilares) afecta e importa a toda la sociedad. El ponente fue muy gráfico en este sentido, invitándonos a pensarla como un edificio sustentado en cuatro pilares: los estudiantes, el profesorado (o la docencia), la investigación y la universidad en tanto que institución. Este paralelismo debe, a su vez, enfocarse en la articulación universidad-sociedad: “hay que pensar de qué forma la universidad en su conjunto está en sintonía con las necesidades de la sociedad. Por ejemplo, qué tipo de enseñanzas se imparten, si son las que se necesitan o no, qué tipo de investigación se lleva a cabo, cómo se produce la transferencia de conocimiento y cuáles son las líneas de investigación que se deben potenciar, lo que sin duda conlleva decisiones a tomar y prioridades a valorar”.
Los 4 pilares que sustentan a la universidad española
Cada uno de estos vértices abre debates complejos. El primero de ellos, radica en lo que la universidad le ofrece a los jóvenes; algo similar a una vía de doble escape con entrada y salida. Es decir, la institución ha de ser un espacio al que se pueda acceder porque una sociedad desarrollada necesita, sin duda, de un elevado número de universitarios. El ejemplo mencionado por Manuel Cruz fue muy claro para representar el acceso a la universidad en tanto forma de intervenir en la sociedad: si un estudiante proveniente de una familia de clase trabajadora puede acceder a un estudio, estará en condiciones de moverse socialmente y de aspirar a una ubicación profesional futura que de otra forma no tendría.
Por tanto, la universidad en su relación con los estudiantes puede ser, o no, un mecanismo que favorezca y propicie la igualdad social si se maneja con los criterios de equidad; cuestión que sin duda evidencia la necesidad de un acceso generalizado. Este punto abre el debate a si el gasto en la universidad debe ser redistributivo.
En palabras de Manuel Cruz, por un lado se impulsa favorecer el acceso del máximo de personas con independencia de su coste social; es decir, que todos tengan igualdad de oportunidades para acceder a la institución, siendo necesarias más matrículas gratuitas o baratas. Si se hace, es porque las personas cuando estén cualificadas revertirán su conocimiento sobre la sociedad. Este es un claro beneficio social ya que la sociedad invierte en estudiantes al tratarse de un conocimiento productivo, siendo conscientes de que existe un retorno de esa inversión.
Pero también están los que sostienen que las personas al salir de la universidad ya estarán más cualificadas profesionalmente y entonces se les está financiando para que obtengan un beneficio como profesionales, algo no del todo justo. “De hecho, hay quienes dicen que si luego se van a ganar mejor la vida, deben ser ellos quienes hagan esa inversión. Desde mi lectura, los estudiantes deberían tener el derecho a la educación, incluida la superior. Por ello se defienden las becas como derecho subjetivo: cualquier ciudadano, por el hecho de serlo debería tener la posibilidad de acceder a ella”, proclamó Manuel Cruz.
Derecho no solo a la educación, sino a la mejor formación posible
Esta sentencia se vincula con el segundo pilar de la institución al que se hizo referencia desde un comienzo: el profesorado y la enseñanza. “Yo creo que en estos momentos tenemos un problema en España con las plantillas del profesorado en la universidad pública. Por un lado, se trata de un cuerpo docente envejecido y por el otro, precario. Es decir, que existen dos grandes grupos de profesores, los jóvenes muy precarios y los ya estables que conforman una plantilla muy envejecida. Esto tiene que ver con la crisis, con las tasas de reposición y con la no convocatoria de plazas que ha impedido tanto a los precarios acceder a un trabajo más estable como a los que ya eran permanentes una carrera profesional que les permita ir ascendiendo”.
La pregunta que surge es clara. ¿Qué ha fallado? Según Manuel Cruz, la propia materialidad del trabajo; a saber, laausencia de financiación y de reemplazo del profesorado impulsando a que la docencia sea ocupada (y sobre todo en los grados más bajos de profesorado) por los más jóvenes. Así, los más veteranos van tomando los grados superiores y de máster, prefiriendo aún dedicarse sólo a la investigación.
Pero además, para el portavoz de Universidades del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados la falla está en el deterioro de las condiciones y la sobrecarga de trabajo del profesorado en tareas que no son propiamente suyas: “la cantidad de tareas burocráticas que en este momento asume el profesor, es dramático. Todo esto está generando una enorme frustración y cansancio en el profesorado. Por tanto, la enseñanza que se imparte no es la mejor”.
En cuanto a la investigación, para Manuel Cruz está actualmente infrafinanciada y cuenta además con un agravante: la plantilla (o al menos un contingente importante de investigadores) que termina actuando como profesor encubierto. Vale mencionar en este punto que están surgiendo algunos intentos de estrategia para sacar la investigación de las facultades y construir institutos específicos mediante una red universitaria de investigación. “Esto de que la investigación salga de la universidad se está haciendo en Cataluña y está funcionando bien, lo que refleja, una vez más, el deterioro universitario. El debate radica en la relación entre investigación y sociedad: si simplemente la convertimos en una herramienta subalterna al servicio de las empresas o si tiene sentido que las universidades públicas se planteen investigaciones en áreas no necesariamente con criterios de rentabilidad económica”.
Por último, nuestro invitado al desayuno de trabajo sobre el futuro de la universidad española se centró en su funcionamiento en tanto que institución. “A la sociedad no se le ha explicado correctamente qué quieren decir cuando hablan de autonomía o gobernanza. Confieso que a veces hay un cierto corporativismo cuando las instituciones se refieren a la autonomía. Por supuesto que cuando la reivindican, no están diciendo que no quieran rendir cuentas (claro que hay una rendición), sino que el problema está en qué tipo y ante quién. Por paradójico que resulte, la rendición de cuentas (si acaso existiera) debe ser económica. Los rectores, muchas veces, no responden a nadie, y esto no puede ser. Habría que articular esa rendición y hacerla ante los parlamentos, es decir ante la sociedad ”.
Entonces, ¿qué quiere decir rendición de cuentas? Saber si la universidad ha hecho bien su trabajo asociando esto a la docencia, a la investigación y a las necesidades de la sociedad satisfechas. Para articular una adecuada rendición, la idea que propone el actual diputado del PSC-PSOE es mediante planes plurianuales a través de los cuales la universidad diseñe unos objetivos y demande unos recursos para que su relación sea más concreta. Aquí la pregunta no sólo sería qué se ha hecho con el dinero sino también qué se ha hecho con el conocimiento.
Antes de dar espacio al coloquio-debate mediado por Enrique Verdeguer, Director de ESADE Madrid, Manuel Cruz Rodríguez llamó a los asistentes a la reflexión sobre los tiempos del conocimiento, los cuales no siempre están relacionados con los de la sociedad. “Hay un intangible, que es el capital humano, y que se nos ha ido; algo que lejos de ser irrelevante, plantea a nuestro tiempo un relanzamiento de la universidad. Creo también que hemos de intentar, entre todos, recuperar el prestigio y la confianza en la universidad. Una sociedad que desdeña o tiene recelo de su propia institución claramente tiene un problema. Lo ideal sería que ocurriera con la educación pública lo mismo que con la sanidad pública. En última instancia, donde están los mejores investigadores y docentes es en la universidad pública. Este debería ser el horizonte de quienes están en la `cosa pública´ ”.