El miércoles 10 de mayo realizamos en colaboración con ESADE Madrid un nuevo desayuno de trabajo que contó con la ponencia de Rafael van Grieken, Consejero de Educación, Juventud y Deporte del Gobierno de la Comunidad de Madrid, con el interés de abordar la Ley del Espacio Madrileño de Educación Superior (LEMES).
En el Desayuno CYD, el Consejero se refirió al marco normativo que pondrá en marcha el Gobierno de la Comunidad de Madrid con el objetivo de modernizar su enseñanza superior, dentro de las competencias autonómicas y la propia autonomía universitaria. Desde la perspectiva de los rectores de las universidades públicas de Madrid, una ley que aborde la educación superior no solo es una iniciativa positiva para esta Comunidad Autónoma sino particularmente pertinente dada la necesidad de regular un entorno en el que coexisten numerosos sujetos prestadores del servicio público universitario.
El objetivo ideal que persigue la futura ley de universidades madrileña es mejorar la calidad de los centros en docencia, investigación y transferencia de conocimientos, así como también dotar al sistema de una estrategia común que impulse las capacidades de cada universidad. Pretende, además, mejorar la financiación de las instituciones públicas mediante un sistema plurianual que permita organizar a cada centro sus objetivos a largo plazo.
Según los detalles que brindó el ponente, la Ley del Espacio Madrileño de Educación Superior (LEMES) pone especial atención al alumnado, impulsando reuniones con cada uno de los delegados de estudiantes de las seis universidades públicas para incrementar la participación y la representación de este sector con la creación del Consejo de Estudiantes Universitario. Busca mejorar, a su vez, la calidad y la competitividad del sistema universitario madrileño además de favorecer la creación de figuras de profesorado que promuevan la movilidad internacional con convocatorias que favorezcan la retención y captación de talento docente e investigador.
Por último, Rafael Van Grieken defendió este plan de modernizar a las universidades madrileñas con el modelo que emplean los centros más prestigiosos del mundo, partiendo de dos premisas: reconocer los esfuerzos que ha realizado la comunidad educativa en los últimos años para competir con otros sistemas pese a contar con una menor dotación de medios; y orientar la reforma a convencer, persuadir y apoyar a la comunidad universitaria mediante un sistema de incentivos y un modelo de financiación por objetivos. Estas medidas concretas deberían servir de herramientas a las que puedan recurrir libremente las universidades en su propósito de mejorar y transformarse.