En un encuentro único organizado por la Fundación CYD y realizado en el Auditorio Havas Village, los representantes de los cuatro principales partidos que concurren a las elecciones generales del próximo 28 de abril han debatido sobre el futuro de la universidad española, con puntos en común como es la necesaria despolitización institucional y la mayor financiación y autonomía universitaria, pero con varias divergencias en relación a la gestión y a las propuestas legislativas.
El 09 de abril, y con motivo de las elecciones generales inmersas en un panorama político fragmentado e incierto, planteamos un encuentro con los representantes de los 4 principales partidos políticos. El Debate CYD “Elecciones generales 2019: Las propuestas para el futuro de la universidad española” reunió a Silvia Valmaña (PP), Juan José Moreno (PSOE), Joan Mena (En Comú Podem) y Marta Martín (Ciudadanos) con el fin de abordar los retos a los que se enfrenta la universidad española.
Alfonso Rodés, Patrono de Fundación CYD y Presidente de Havas Group España dio la bienvenida a los asistentes (fundamentalmente representantes de los sectores universitario, administrativo y empresarial), y se dirigió a los 4 portavoces con un pedido muy especial: dialogar, hablar y disputar pero sobre todo llegar a un acuerdo en temas de educación. “Es fundamental que España tenga una visión a medio-largo plazo a nivel educativo. Por favor, lleguen a un plan porque las próximas generaciones se acordarán de vosotros y os lo agradecerán”, fue su solicitud explícita.
Acto seguido, Juan Cruz Ruiz, periodista de El País tomó el papel de moderador para coordinar las preguntas y las intervenciones de la sesión buscando el respetuoso entendimiento pese a las diferencias programáticas de las cuatro formaciones. A continuación, compartimos las divergencias y convergencias que han quedado manifiestas en este exclusivo debate preelectoral organizado por Fundación CYD.
¿Qué es lo que ha pasado en la vida de cada uno de ustedes ahora o en el pasado que les haya hecho creer en la educación universitaria como un instrumento de encuentro y de enseñanza?
Silvia Valmaña: Si algo tenemos en común los 4 es que nos apasiona la educación y la enseñanza. Nos apasiona la capacidad de transformación de la sociedad a través del aprendizaje. Esto es lo que me ha atraído hacia la universidad. Yo estoy en política pero soy profesora universitaria. Esa es la riqueza del ser humano: poder distinguir entre el ser y el estar, entre lo que uno es y dónde está.
Yo estoy en la política pero soy profesora. Soy hija de un profesor y mi padre siempre me decía: “Hija no te dediques a la enseñanza”. Hice Derecho huyendo de la enseñanza pero descubrí que quería enseñar Derecho Penal. Y a eso he dedicado toda mi vida: a dar clases en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Cuenca, donde he sido directora, decana y profesora. La universidad me ha aportado la riqueza del valor y la tolerancia de la palabra. El valor del pensamiento y de las ideas frente a otras cosas materiales o la imposición y la radicalidad del discurso.
Joan Mena: Yo estudié la carrera de Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Barcelona y soy hijo de una familia humilde. Mi padre era obrero y mi madre textil. Fui el primero de mi familia que pudo ir a la universidad pública, primero porque había precios públicos que mi familia podía pagar y porque había un sistema de becas que redistribuía y facilitaba el acceso y la participación en la universidad por parte de personas humildes.
Soy profesor de Lengua y Literatura en secundaria y mi paso a la política fue a través de la educación porque quería mejorar el sistema educativo que tenemos en España y que todo el mundo pueda acceder a él. ¿Qué me he encontrado 40 años después? Que incluso a mi, con un sueldo de Diputado, me es imposible pagar el costo de un máster. Considero que tenemos un mal modelo universitario si la clase trabajadora no puede acceder a la universidad y esto es lo que tenemos que revertir a partir de ahora.
Marta Martín: La universidad es mi vida. Soy catedrática de la universidad en Comunicación Audiovisual y lo que más me gusta de este mundo es enseñar porque supone ayudar a una persona a crecer, a hacerla más autónoma, más libre, más capaz. Eso es lo más bonito. La docencia es la base fundamental de la sociedad.
La educación de este país ha sufrido problemas fundamentales. Durante mucho tiempo el partidismo no le ha dado el valor que merece y en las políticas se ha apartado a la educación, dejándola en el último lugar. Además, se ha hecho un uso partidista de la educación y no podemos hacer un nuevo pacto parcheando lo que ha habido. Estamos congelados en una educación que está 20 años atrás pero tenemos que mirar al futuro y hacer una revolución educativa que nos ponga a la altura de los países del entorno. Esto exige dejar las cuestiones políticas y dialogar con criterios técnicos. Tiene que haber un respeto escrupuloso a la distribución competencial.
Juan José Moreno: Todo lo que he crecido es gracias a la universidad. Los mejores momentos que he vivido en mi carrera universitaria han sido porque la sociedad confía en el valor de la universidad. Cuando más se le ha exigido a la universidad y más apoyo se le ha concedido es cuando ésta más ha crecido. Necesitamos darle confianza a la universidad por parte de toda la sociedad porque sin ella no tendremos riqueza.
¿Por qué la universidad vuelve a ser objeto de tanta desconfianza y controversia por parte del público?
Juan José Moreno: En primera instancia por la desconfianza de los gobiernos. La crisis ha pesado mucho sobre la universidad. Ha perdido financiación y ha fallado en su compromiso internacional. Ha dejado de ser un elemento de cohesión social para convertirse en un elemento de distinción, y ni hablar de algunos escándalos que han sido verdaderamente bochornosos. Esto se debe a un gobierno que no ha confiado para nada en las universidades y no les ha dado el valor que deben y merecen tener. El nuestro no es un problema de dinero sino de absoluta falta de confianza.
Silvia Valmaña: Creo que la versión de Juan José Moreno es simplista y las cifras desmienten todo ello. En el curso 2017-2018 ha habido muchos más matriculados y egresados que en el 2010-2011. Por tanto, no es verdad que haya perdido músculo sino que el enorme valor de la universidad española ha sido que, a pesar de la crisis y de la insensatez de la responsabilidad del gobierno que obligó a la universidad a hacer unos ajustes dolorosisimos para la sociedad, ha resistido increíblemente bien y lo ha hecho porque tenemos un profesorado magnífico, muy bien desarrollado, que ha seguido con su labor más allá de la situación.
Sí que es verdad que tenemos un alumnado excelente y eso es gracias al profesorado excelente. El problema de la universidad es que corremos el riesgo de politizarla, metiendo las manos partidistas en la universidad y eso supone un descrédito para ella. El problema, además, es que no ponemos el foco en los excelentes resultados que la universidad ofrece a la sociedad sino que nos basamos en la desconfianza del trabajo que realiza.
Marta Martín: La universidad española tiene muchas cosas buenas pero muchísimas a mejorar. La mayor crisis reputacional la ha vivido hace unos meses demostrando que el sistema ha fallado. Hay un sistema de gobernanza que necesita ser remodelado con un consenso: se necesita una reforma estructural de gran calado pero también una serie de reformas urgentes que se tienen que hacer sin esperar más. Necesitamos una mayor autonomía y una mejor rendición de cuentas. También tiene que haber una despolitización de la universidad y de los consejos sociales. Necesitamos cambiar el sistema de selección del profesorado y que sea mucho más transparente para lograr la concurrencia participativa y la igualdad de oportunidades.
Joan Mena: Tenemos un sistema universitario con muchos problemas y si bien compartimos el análisis, no compartimos las soluciones. Nosotros pensamos que se tienen que introducir tres principios fundamentales en el sistema universitario. El primero es el principio de suficiencia económica y para ello el sistema debe estar bien financiado con dinero público, debe contar con un sistema de becas que permita que cualquier persona pueda acceder a la universidad pública, eliminar la precariedad laboral estructural que existe en el sistema universitario y fomentar la carrera investigadora en España promoviendo el talento que se ha ido del país y alentarlo a que regrese.
El segundo principio es el del bien común. La universidad debe estar al servicio de la ciudadanía porque no es solamente acceder a la universidad desde un interés particular de la persona sino que tiene que ver con el interés general. Actualmente, es casi inviable que un estudiante pueda compatibilizar una carrera con el trabajo. En los últimos años, 115.000 alumnos han tenido que abandonar sus estudios y provienen de familias con dificultades económicas. La crisis ha golpeado al sistema universitario y especialmente a los hijos de las clases populares que no han podido acceder a un sistema público universitario.
El tercer principio que defendemos es el de la participación. La universidad tiene que democratizarse. No podemos tener un sistema jerárquico donde tomen las decisiones solo un grupo de personas y no se sienta comprometida toda la comunidad educativa. Las leyes deben adaptarse y actualizarse a la realidad y a la coyuntura actual. El problema es que hasta ahora, ninguna ley se ha hecho con el concurso de la comunidad educativa, todas se han hecho de espaldas a ella.
Las palabras política y universidad han sido traídas a colación de manera conjunta. ¿El partidismo tiene la culpa del estado actual del sistema universitario español?
Juan José Moreno: Nunca he entendido esto de la politización. Claro que en las universidades hay políticos y se habla de política pero las universidades no quieren hacer política sino ser partícipes de las políticas públicas. Participar en las políticas. Con la crisis se ha perdido un 15% de la financiación y un 13% de los profesores, funcionarios que no han sido sustituidos por otros. Además, el número de profesores con edad menor a los 45 años llega a menos del 8% y el de 35 años al 6%. Claro que la universidad tienen que modernizarse para revertir estas cifras, pero ya lleva 800 años trabajando en ello.
Silvia Valmaña: Yo no estoy de acuerdo con el diagnóstico de que tenemos una universidad corrupta y anquilosada. Es verdad que la universidad arrastra ciertos problemas como es la resistencia al cambio, pero también es verdad que una vez que se pone en marcha adapta y adopta esos cambios. La propia universidad es consciente de que para mejorar su calidad y su competitividad necesita una mayor autonomía y está dispuesta a adquirir ciertos mecanismos de gobernanza y financiación para rendir cuentas con una mayor responsabilidad.
Pero además, se necesita una auto-organización que sustente esa financiación porque sino tendríamos más de lo mismo que tenemos ahora, sin cambios significativos en la calidad. Como país, no podemos pretender una universidad que compita desde el elitismo sino desde servir a la sociedad en el territorio en el que está. La financiación es muy importante, pero tenemos que saber para qué y tiene que tener un valor fijo mínimo y suficiente.
La educación en general y la formación universitaria en particular es sin duda alguna el gran potencial de España, la gran creación de riqueza en España.
Marta Martín: El peligro de la universidad es que los políticos han metido sus manos en la institución. Frente al problema de infrafinanciación universitaria necesitamos una inyección de dinero que permita aumentar los recursos y hacer frente al empobrecimiento de la institución. Sin recursos no se puede hacer investigación, no se puede hacer transferencia y no se puede dar una buena formación.
Joan Mena: La universidad elitista es un mal modelo. Utilizar la autonomía universitaria para convertirla en una institución elitista no solo es hacer una mala política sino también convertir el sistema universitario en un esquema profundamente desigual donde no todos tienen la misma igualdad de oportunidades ni se garantiza la cohesión social. Todo esto es un mal uso de la autonomía, que bien utilizada podría servir para muchas cosas.
Creo que se tiene que despolitizar el sistema universitario porque ese es su gran mal. Pero además, desmercantilizar porque hay muchísimos intereses empresariales que participan de la universidad y que por tanto condicionan desde carreras de grado hasta programas de doctorado. Los intereses empresariales y partidistas tienen que estar fuera del sistema educativo.
Los ciudadanos vivimos gracias a lo que los universitarios investigan. De quienes se quedan en el país a investigar, depende nuestra alegría de vivir… ¿Cómo se investiga hoy en España? ¿Qué garantía tenemos de la calidad?
Marta Martín: Aquí tenemos un problema muy grande de inversión. No se invierte lo que se necesita en I+D+i pero además hay un problema de infraestructura. La burocracia que tienen que seguir los investigadores es incompatible con los parámetros de calidad. La retención del talento debe ser una prioridad y por ello nosotros planteamos programas de retención y captación. Desde Ciudadanos no entendemos una sociedad de la información y el conocimiento del futuro sin que haya un giro muy grande en I+D+i y en investigación para que pase a ser el eje esencial de las políticas públicas.
Juan José Moreno: Estos son los resultados más nefastos de la crisis y se deben a que no se han visto acompañados por ninguna política. En los últimos 5 años, un cuarto de los estudiantes nos han abandonado y casi la mitad de los investigadores se han marchado fuera de España porque no han tenido ninguna oportunidad (debido a las nulas tasas de reposición y a la poca financiación).
Solo un 6,5% de los profesores universitarios tienen menos de 35 años. Este es un problema muy serio y necesita un programa a medio largo plazo para recuperar la plantilla del profesorado y formar a investigadores que no se vayan afuera sino que se queden aquí. Poca gente sabe que las patentes universitarias que se hacen en España son prácticamente las mismas que se hacen en Reino Unido y un poco menos que lo que se hace en Alemania. Aquí se crea lo mismo que afuera pero muchas veces es el tejido empresarial el que no sabe cómo encauzar. La transferencia de conocimiento entre un sector y el otro es un problema serio porque no permite que los avances lleguen a la sociedad. Los conocimientos los tenemos pero nos sabemos cómo transferirlos.
Silvia Valmaña: Pese a los disensos, los 4 partidos sí que tenemos un amplio consenso en los objetivos de la universidad española. En España la financiación es esencialmente pública y debemos incentivar la inversión privada en investigación e innovación. El compromiso del Partido Popular es darle seguridad al profesorado en su carrera profesional además de promover iniciativas que estimulen el retorno del talento. Pero además, queremos una mejor gobernanza y una rendición de cuentas adecuada. Todo esto, es posible mediante el gran pacto por la universidad: una nueva ley de universidades como instrumento imprescindible para dotar a la universidad española de las herramientas necesarias para ejercer su función de motor social y proyectarse los próximos 20 años bajo el dinamismo, la creatividad y la riqueza profesional.
Joan Mena: España es un país con muchísimo talento investigador y por desgracia la mitad de ese talento se ha tenido que ir fuera. Esto tiene que ver con la apuesta de modelo que queremos para España: un país precarizado o un país que haga de la investigación una apuesta de futuro. Nosotros proponemos un plan estratégico de apoyo a la investigación y a la transferencia del conocimiento pero que tenga también incorporado un programa de retorno del talento exiliado fuera de España. Evidentemente, esto tiene que ir acompañado de una mayor inversión en I+D+i e investigación y por supuesto creer que esa es una apuesta estratégica para el futuro y no un discurso de campaña electoral cada 4 años.
¿Qué mensaje le dirían a los votantes desde su enfoque partidario?
Marta Martín: Ofrecemos todo el trabajo parlamentario que hemos hecho durante estos últimos meses. En concreto, hemos propuesto una ley de autonomía y de rendición de cuentas universitaria para dotarla de mayor transparencia.
Pero aún tenemos el problema de que necesitamos conectar el mercado laboral con la formación universitaria. Hay una gran desconexión y necesitamos vehiculizar las dos realidades: hay una sobrecualificación que hace que los graduados universitarios terminen trabajando en puestos que demandan una menor capacitación que aquella para la que se han formado. Esto no se arreglará si no unimos el mercado universitario con el del trabajo y si no hacemos una buena reforma de la formación profesional.
La empleabilidad debe ser clave: necesitamos saber hasta qué punto los títulos que estamos dando sirven para que los egresados tengan capacidad de insertarse en el mercado laboral porque si no es así tenemos que cambiar el sistema de formación y de competencias. Por último, tenemos que potenciar todo el sistema de transferencia tecnológica y vincularla a la estructura productiva que tenemos España que no está asociada las grandes corporaciones como es el caso de nuestros vecinos sino a las pymes.
Joan Mena: Nosotros proponemos más inversión en todo el sistema educativo, puntualmente en la universidad. No es posible impulsarla como formadora de las personas sin recursos públicos. Necesitamos más universidad pública porque es la que garantiza que todos tengamos los mismos derechos. Por último, tenemos que utilizar la educación como herramienta de cohesión social y no como arma en la batalla política entre unos partidos y otros en campaña electoral.
Silvia Valmaña: Nuestra propuesta se centra en cuatro ejes fundamentales. El primero son los alumnos, los sujetos por excelencia de la educación superior y por tanto a ellos deben ir dirigidos nuestros esfuerzos, y para ellos necesitamos un sistema de becas que garantice que aquel que quiera estudiar pueda hacerlo en la universidad que elija como institución para desarrollar su talento. El segundo eje es el profesorado: hay que conciliar sistemas que permitan seleccionar a los mejores pero al mismo tiempo mantenerlos motivados con una carrera profesional si es que queremos obtener la excelencia. El tercer eje es dotar de herramientas a las universidades para que sean aquello que quieren ser: las universidades buscan servir a su territorio y para ello hay que darles mayor autonomía con rendición de cuentas y mayor flexibilidad para poder adaptarse a las circunstancias concretas. El cuarto eje es permitir que esa flexibilidad afecte a la propia configuración de la educación universitaria y se convierta en una auténtica transformación de la educación superior.
Juan José Moreno: Desde nuestro partido, y reconociendo la menor o mayor probabilidad, aspiramos a tres pactos. Un pacto educativo que permita darle continuidad normativa a las cosas, un pacto con la universidad y para ello se necesita una reforma en la ley de universidades que actualice sus elementos, y por sobre todo un pacto con la ciencia que permitiera decir cuáles son nuestras bases para creer en un futuro de España basado en la creación científica y la transferencia tecnológica.