“Necesitamos profesionales que tengan un perfil y una visión global. Profesionales que entiendan que ir cambiando de enfoque laboral es algo que aporta valor a la organización y también al propio profesional. Lo importante ante todo es la actitud y las ganas de aprender, no solo ante la formación reglada sino continuar aprendiendo a lo largo de la vida. Los jóvenes no deben obsesionarse con saber lo que quieren ser dentro de 10 años sino lo que no quieren ser dentro de 10 años. Por ello, lo importante es tener capacidad de adaptación para trabajar en proyectos diversos con perfiles diferentes, tener energía y curiosidad por aprender, capacidad de aportar valor al trabajo en equipo y ser capaces de sintonizar los valores de la empresa con los personales del joven graduado”.
Así lo sostiene José Ángel Marra, actual director de Recursos Humanos, Servicios Generales y Seguridad Corporativa en Iberdrola y previamente director de Servicios Globales y Director Financiero de la firma, quien sostiene que, así como el siglo XIII fue el de la Revolución Industrial y el XX el de la revolución tecnológica, el siglo XXI es el del talento y para ello se debe apostar por la resiliencia, la formación a lo largo de la vida, la capacidad de transformación y cambio y el dinamismo para moverse entre distintos proyectos interdisciplinarios.
En España, un total de 8.651 personas trabajan en Iberdrola, una multinacional que da empleo a 37.746 profesionales a nivel global y cuya cadena de valor sostiene más de 400.000 empleos en el mundo. Según José Ángel, Iberdrola es una empresa de futuro y ha realizado una inversión inmensa en digitalización, en gestión comercial y en sostenibilidad: “hemos dado un salto importantísimo aunque debemos seguir avanzando para atraer y fidelizar talento y por ello contemplamos la contratación de 20.000 personas en nuestro plan de inversión y crecimiento a 2025”.
La edición 2021 del Programa Mentores CYD fue la segunda en la que participó José Ángel Marra como mentor, quien reconoce que un profesional nunca deja de aprender ni sabe las respuestas a todas las preguntas, incluso con 30 años de experiencia laboral. Precisamente, esa humildad frente a lo que no se sabe o se desconoce ha sido un hilo conductor en su manera de mentorizar a su mentee, reconociendo que así como un joven se plantea preguntas típicas de los comienzos profesiones, también es capaz de aportar lecturas de las situaciones desde otras perspectivas, lo que ayuda al experto con años de trayectoria a abrir los ojos y mirar la realidad desde otro prisma, animándolo a seguir creciendo, aprendiendo y mejorando día a día.
La experiencia de José Ángel Marra (Iberdrola) y Víctor Pérez
A continuación, compartimos las apreciaciones de José Ángel Marra como mentor del Programa Mentores CYD y las valoraciones de su mentee, Víctor Pérez Carmona, graduado en Ingeniería en Tecnologías Industriales por la Universidad Carlos III de Madrid, con prácticas en el departamento de Transformación Digital en Generali y actualmente realizando el Máster en Ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Madrid.
¿Qué te motivó a decir que sí a la propuesta de Fundación CYD y participar como mentor?
José Ángel: Es fundamental la estrecha relación entre la universidad y la empresa porque sino la universidad se convierte en un centro de conocimiento, que tiene que serlo, pero muy desligada de lo que es el día a día del mundo empresarial y de lo que mueve a un país.
Además, he querido ser parte de algo que a mi me hubiese gustado que hicieran conmigo: tener a alguien con años de experiencia a quien trasladar mis inquietudes y mis dudas para así poder reflexionar. Me apetecía brindar mis años de experiencia y ayudar a otro a ver las cosas de diferente manera.
¿Cómo te enteraste de la iniciativa? ¿Cuáles eran tus necesidades e inquietudes en ese momento?
Víctor: Me enteré a través de un correo de la universidad, sin conocer demasiado sobre el programa. Estaba en un momento de muchas inquietudes porque terminando la carrera, no sabía si hacer prácticas o trabajar, si hacer un máster, si quedarme aquí o irme fuera. El programa era un punto para buscar ayuda y cuando me escogieron me di cuenta que me sería muy útil. En cuanto a mi mentor, me hizo muchísima ilusión saber que sería José Ángel ya que Iberdrola es una empresa que siempre me llamó la atención y muy puntera en los temas que me interesan.
El 2021 también fue una edición con entorno de pandemia. ¿Incidió al momento de planificar o realizar las sesiones?
José Ángel: Tuvimos las reuniones en un momento en los que no era alarmante la pandemia, estábamos en la parte medio-baja de la ola y eso nos permitió tener varias sesiones presenciales, incluso algunas en la sede de Iberdrola para conocer las oficinas y saber cómo es nuestra rutina. Hemos tenido suerte y hemos construido un vínculo más directo.
En este contexto de pandemia hemos tenido al tema del teletrabajo como un tópico a trabajar, ya que es una tendencia del mundo laboral y a Víctor le gustaría enfocarse en esa modalidad de trabajo. Sin embargo, creo que los jóvenes como Víctor que recién comienzan tienen que desarrollar la habilidad de gestionar equipos y de trabajar con otros, y el teletrabajo eso no lo facilita, aunque sí permite otras cosas como la flexibilidad laboral.
Víctor: José Ángel tuvo iniciativa para que la primera reunión fuese presencial y eso sirvió para romper el hielo, ganar confianza y hacer que todo sea más sencillo. Tuvimos reuniones virtuales y presenciales, pero al no estar cara a cara es cierto que se demandaba más apoyo complementario como presentaciones o gráficas.
¿Cómo se fijaron los objetivos de las sesiones/encuentros tras el primer contacto entre vosotros?
José Ángel: La primera reunión fue presencial y lo que hicimos fue hablar abiertamente de las preocupaciones. Mi labor era hacer preguntas a Víctor y escucharlo ya que cuando uno hace preguntas y obliga al otro a responderlas es cuando empieza a surgir un pensamiento crítico y exigente. Ese fue el modelo que seguimos: empezar a hablar y hacerle a Víctor las mismas preguntas que yo me formulé durante muchos años. A Víctor mis respuestas no le valen de nada, pero sí mis preguntas porque son las que él podrá convertir en un pensamiento pragmático.
Víctor: El primer día mi mentor me dijo que lo importante era aprender de las reflexiones y de las cosas buenas y malas. De cada reunión con José Angel salía apuntando las cosas que tenía pendientes trabajar y mejorar. Para aprender y asimilar las cosas hay que sentarse y analizar con calma. En nuestras sesiones yo llevaba unas ideas, las contrastaba con mi mentor, luego buscábamos un punto medio entre los dos, revisaba lo más destacado de la reunión y planificábamos la siguiente sesión.
¿Qué pilares han sido necesarios para una buena relación mentor-mentee?
Víctor: Destaco la confianza de preguntar al mentor lo que no entendía o desconocía. He sentido la libertad de hablar con mi mentor sobre todo lo que no conocía o sobre lo que estaba equivocado. José Ángel me ha dirigido y ha sabido encauzar mi inercia. Él me ha sabido encauzar y me ha brindado mucha luz para ver las cosas con más claridad y sin tanta complejidad, pudiendo segmentar mis preocupaciones y dudas.
José Ángel: El pilar fundamental es la escucha y la confianza. Es necesario que haya aire fresco y confianza para plantearle al mentee lo que yo veo y creo, aunque nunca sea decirle cómo tiene que enfocar sus ideas o su futuro. Creo que no hay que enseñar a la gente que le llevas 25 años cómo gestionar las cosas porque lo estarás preparando para un mundo que ellos no se van a encontrar. A mi me educaron de una forma que no sirve para un joven de 25 que afrontará un mundo totalmente distinto. Los retos y cómo afrontarlos deben asumirse desde la autoconfianza y eso es lo que yo he intentado trabajar con Víctor, ayudándolo a segmentar los temas en los que reflexionar o sobre los que poner mayores esfuerzos.
¿Cuáles son los aportes más destacados que te ha brindado tu mentor?
Víctor: Recuerdo que me ayudó mucho a hacer una planificación de mi futuro profesional, poniéndome en situación me ayudó a organizar mis ideas y a darme cuenta de que había cosas que no tenían tanta importancia si se analizaban en el corto plazo. A nivel personal, tras el Programa Mentores CYD he cogido más confianza para tomar decisiones, he tomado conciencia de los criterios realmente relevantes y de las decisiones más importantes para mi como una inserción laboral a través de una práctica, una selección de máster y una elección de movilidad. Lo que más me ha servido fueron las preguntas: en la primera sesión mi mentor me preguntó por qué quería ser ingeniero y es cierto que durante la carrera pierdes un poco esa proyección o el motivo por el que trabajas tan duro. Esas preguntas me han servido muchísimo.
¿Cuánto ha habido de mentoring inverso en tu experiencia? ¿Qué cosas has aprendido o renovado de tu contacto con Víctor?
José Ángel: La gente que me rodea me reconoce como una persona muy seria y formal pero me encanta trabajar con personas que están empezando ya que te sacan de tu día a día y te incentivan a ver las cosas desde otra perspectiva. Además, te recuerdan que lo más importante es hacer las cosas con dedicación.
Hay dos cosas que no se pueden perder de vista: la ilusión por el trabajo y las expectativas de futuro. No puedes dejar nunca de pensar en el cambio, en el crecimiento, en los desafíos. Cuando hablo con mis mentees me recuerda la ilusión de mis comienzos, las expectativas que mueven a hacer las cosas en el día a día. Ese es el feedback más importante que recibo: la ilusión y las expectativas, además de que me desafíen, me planteen preguntas que hace años que no me hacía. Se supone que yo debería saber contestar todas las preguntas, pero lo cierto es que no puedo responderlas todas ni estoy seguro de todo. Eso también te hace pensar y te desafía a seguir creciendo.
¿Te has visto reflejado en tu mentee cuando tú eras joven? ¿Eran los mismos miedos, las mismas inquietudes?
José Ángel: Sí y no. Creo que los profesionales de hoy están muy preparados, sobreestimulados y con muchas posibilidades de elección, algo que es muy bueno ya que luego desarrollan mucha capacidad de exigencia y de límites. Las dudas que tenía yo cuando empecé no eran las mismas, sino que cuando empezábamos a trabajar hacíamos lo que nos interesaba y no poníamos límites sino que rendíamos y avanzabamos según lo que nos pedían. Lo bueno es que un joven de hoy tiene mejores oportunidades que las que teníamos los de hace 30 años pero hay que estar muy bien formados porque los requisitos son mayores. Las dudas sí que eran las mismas: si seguir estudiando o trabajar, dónde trabajar o dónde seguir estudiando. Creo que los jóvenes que no saben por dónde empezar tienen que pensar en lo que no les gusta, ya que es más fácil y clarifica el horizonte profesional.
¿Cómo definirían el Programa Mentores CYD?
Víctor: Un sitio en el que puedes hablar y poner en común todas las dudas que tienes respecto a tu carrera profesional. Es un complemento a la universidad que permite trabajar no solo las capacidades técnicas sino también aquellas que están fuera de la caja de herramientas. Es un programa que aporta autenticidad al camino de cada uno ya que te anima a desarrollar tu valentía para tomar decisiones y dejar de dar tantas vueltas para apostar por algo nuevo
José Ángel: Es una relación con una persona que recién está empezando y que plantea muchas dudas que también te hacen pensar a ti. Es una gran satisfacción poder ayudar a alguien y estar en contacto con un joven que te abre los ojos y te hace reconocer que por más que tengas 30 años de experiencia necesitas humildad para reconocer que no lo sabes todo, aunque puedas aportar mucho. El Programa Mentores CYD me anima a seguir creciendo, aprendiendo y mejorando día a día.
¿Cuál es tu lectura respecto al rol de la universidad? ¿Cómo valorarías la universidad de hoy y cómo debería ser la universidad del mañana?
José Ángel: La universidad está un poco desvinculada de los temas que motivan y preocupan a los jóvenes, quienes buscamos lo nuevo y el dinamismo. A la universidad le falta una mirada de internship (experiencia en convenio de prácticas), de shadowing (jornada «a la sombra» de los responsables de departamentos) y de implementar vínculos tempranos con la empresa. Creo que la universidad está yendo en la dirección indicada pero a un ritmo que no es el que corresponde, avanza a pasos muy lentos con cambios formativos muy rápidos que no tienen fundamento. Es decir, la universidad identifica los cambios que tiene que atravesar pero tarda más de lo que debería y las empresas terminan haciendo el esfuerzo por brindar el complemento formativo o la experiencia necesaria.
¿Hacia dónde avanza la educación superior? ¿Cuáles son los retos de la universidad?
José Ángel: La universidad vive a espaldas de los cambios por los que apuestan las empresas. Hay una lejanía muy grande y muy poco conocimiento de la actualidad corporativa, así como poco interés por parte de la universidad en animar la formación actualizada del alumnado, el cual no se termina de convencer de lo que le están brindando en las instituciones de formación reglada. Las universidades deben avanzar y unirse mucho más a lo que las empresas necesitan, así como tener una conversación abierta y constante con el resto de las instituciones. El problema es que la universidad de hoy tiene que formar a los profesionales que se necesitarán dentro de 10 años, con las habilidades y competencias que se requerirán en el futuro y no puede quedarse anclada en el presente. La universidad sigue brindando formación por asignaturas pero se queda en la teoría y no escucha ni sabe lo que las empresas necesitarán en el futuro. Es muy necesario que tengan visión por adelantado.
¿Qué buscan los jóvenes en las empresas de hoy? ¿Cuál es la empresa que se correlaciona con tus valores?
Víctor: En las empresas está habiendo tasas de rotación muy altas ya que los jóvenes no queremos estar encorsetados en un trabajo técnico sino que buscamos algo multidisciplinar y motivador. Además, durante las sesiones del Programa Mentores CYD hablamos del tema de la conciliación entre la vida laboral y personal. Hoy en día hay muchos modelos de trabajo y se que se están posicionando, incluso el de nómada digital. En mi caso, busco una empresa conectada con lo que está pasando hoy día, dinámica, que trabaje en un entorno multidisciplinar, con sensibilidad a las distintas culturas y que brinde un plan de desarrollo en el que se incluyan las nuevas tecnologías con la formación correspondiente y necesaria.
¿Qué análisis haces del mercado laboral actual? ¿Cuál es la situación que afrontan los nuevos y futuros profesionales?
José Ángel: Atravesamos un problema serio ya que la demanda que tenemos de ingenieros y de profesionales STEM crece de manera sostenida (24%) mientras que la oferta solo crece al 4%. Este problema nos lleva a buscar más ingenieros pero no los encontramos con la experiencia suficiente. Para ello contratamos ingenieros recién titulados y luego impulsamos planes de desarrollo para que en 3-4 años puedan tener mayor solidez profesional. No es fácil encontrar gente preparada y tener herramientas para retenerla por la elevada competencia que hay.
Creo que, si bien no hay mujeres en carreras técnicas, es importante que exista diversidad y equilibrio entre hombres y mujeres en la profesión. Por tanto, estamos yendo a los institutos y colegios a explicar que estas carreras tienen mucho futuro para todos. Además, si los trabajos que hoy conocemos desaparecerán en el futuro es una prueba de lo importante que es tener la suficiente flexibilidad mental como para adaptarse. Por último, a las empresas hay que exigirles que paguen razonablemente, que respeten a los empleados y que los formen, mientras que los jóvenes tienen que tener la capacidad de trabajar en entornos complejos e inciertos, con equipos de distintas culturas y países.