Fundación CYD | Mentoring Profesional: Dos reflexiones sobre el Programa Mentores CYD

Mentoring profesional: Dos mentees reflexionan sobre el valor de un buen mentor

A lo largo de la vida, solemos tener varios mentores: personas que admiramos, que nos guían por el camino, que transmiten entusiasmo e ilusión pese a toda incertidumbre. Desde los padres, los abuelos, los hermanos, hasta los maestros, colegas o socios de trabajo, todos pueden brindar un acompañamiento que sirva de sostén y pilar esclarecedor. Particularmente, al salir de la carrera o estar a un paso de terminar el grado, el mentoring profesional puede convertirse en una herramienta clave para esta fase vital del trayecto: alguien que ayuda con su experiencia a potenciar habilidades y a despertar el talento joven mediante conversaciones, consejos y acciones de aprendizaje.

Ese es el objetivo que hemos perseguido en cada una de las ediciones del Programa Mentores CYD: poner en contacto a un mentor con un mentee mediante un vínculo de mentoring profesional que sin lugar a duda requiere experiencia, confianza y respeto como pilares fundamentales, y en el que la jerarquía es importante pero mucho más es la complicidad y empatía que se crea entre ambas partes.

Bien lo dijo Bill Gates: “Un mentor te ayuda a pensar de forma diferente». ¡Y no se equivocaba! Numerosos estudios demuestran que tener un mentor incrementa notablemente las posibilidades de éxito profesional. Sin embargo, lo que lo hace especial no radica en el escalafón que ocupe dentro del organigrama institucional, sino más bien el hecho de ser alguien con trayectoria y experiencia consolidada como para ver en un joven profesional el talento y la habilidad suficiente como para poner manos a la obra y ayudar a potenciarlo.

Mentoring profesional: Empoderar por medio de la experiencia transferida

En este caso, conversamos con dos jóvenes del Programa Mentores CYD para que nos compartan sus aprendizajes de mentoring profesional. Gema Marín, graduada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Rey Juan Carlos, y Alejandro Montoya Sánchez de la Morena titulado en Ingeniería industrial por la Universidad Carlos III de Madrid, han tenido la oportunidad de recibir los valiosos consejos de Ana Fernández de la Pradilla basados en su experiencia como Human Resources Director en The Boston Consulting Group.

A continuación, puedes escuchar el testimonio de Gema Marín y el de Alejandro Montoya, así como también leer sus respuestas sobre los grandes tópicos que giran en torno al mentoring profesional: relaciones íntimas cimentadas sobre la base del respeto, la conciencia de roles, el respeto de jerarquías, la confianza y sinceridad mutua, la experiencia y la retroalimentación para convertir una habilidad en una capacidad competitiva.

¿Cómo te enteraste de la convocatoria del Programa Mentores CYD?

Gema Marín: Ví el Programa Mentores CYD, jóvenes recién titulados que buscan asesoramiento por parte de maestrías o maestros, y me empezó a interesar el hablar con personas que ya tenían trayectoria. Me encontraba en una situación en la que me veía un poco estancada entre no haber terminado el TFG y estar trabajando en empresas. No sabía muy bien dónde ir porque Dirección y administración de empresas es una carrera muy genérica. Ya había trabajado en publicidad y en administración pero no sabía si quería ir a finanzas o a algo más tecnológico. Cuando ví el Programa Mentores CYD dije: “voy a solicitarlo y a ver qué sale de esto”.

Alejandro Montoya: Recibí un correo de la Universidad Carlos III de Madrid y me llamó la atención el programa porque yo estudio Ingeniería industrial y realmente no tenía mucha idea de qué quería hacer ya que la carrera es bastante general. Ahora tengo un poco más claro mi panorama pero sin saber en concreto; sigue siendo todo muy general o abierto, y quería saber si alguien podría ayudarme. De primeras, pensaba que no me lo darían porque iba a haber gente con muchísimo más nivel que yo. Luego me sentí muy contento cuando supe que una persona de The Boston Consulting Group me había seleccionado para que fuese su mentee.

¿Qué recuerdas de tu primer encuentro con tu mentora?

Gema: Me lo comunicaron y tuvimos la primera charla de presentación del Programa Mentores CYD, pero yo no tuve contacto con ella allí. Sí que me gustó la idea de hacer mentoring profesional en consultoría porque yo venía con un enfoque más financiero. Ana se presentaba como una buena alternativa para volver a lo que yo quería encaminarme desde el principio. Hablar con ella me iba a servir porque no sabía qué hacer. Y además, una persona de Recursos Humanos, que era lo que yo necesitaba para posicionarme hacia donde quiero ir.
En primer lugar lo que hice fue saber si quería volver a mi rama de finanzas o me quería especificar en esa rama diferente a lo que yo había estudiado. Me daba un poco de miedo ese salto. Le pregunté su opinión y la verdad es que con Ana tuve mucha afinidad desde el primer momento. Ella me contó su experiencia y también dio ese salto en su carrera. Empatizó conmigo y me apoyó diciéndome: «hiciste esa carrera pero si lo que más te gusta son los temas relacionados al software puedes meterte en ello». Así fueron las cosas, y ella me asesoró, me ayudó a buscar.

Alejandro: En la primera le conté mi situación: por qué había aplicado, qué esperaba y demás. Ella me contó su historia e intentó con distintas preguntas acotar el terreno, ayudándome a definir un poco por dónde podía tirar. Una vez aclarado eso, hablamos del currículum y con sus feedbacks pude armar el CV que tengo ahora. También hablamos de las formas en las que se puede progresar en los distintos campos, cómo se definen las distintas áreas de la Ingeniería en las que yo estaba interesado. Por ejemplo, me contó cómo funciona el mundo de las energías, el de la electrónica y el de la organización. Ya en la segunda reunión, generamos una especie de ruta de aquí a 10 años y ella me dio feedbacks de qué hacer, cómo y qué era mejor. Me ayudó a crear el LinkedIn y me dio un par de consejos para mi red, y ya nos enfocamos en ejemplos de qué habría que hacer y cómo se consigue trabajar en una empresa de la categoría de The Boston Consulting Group, qué se pide y qué se puede hacer para terminar allí. La primera parte fue más plantear el escenario y la segunda más concreta.

¿Cómo definirías a tu mentora? ¿Ha sido asesora y consejera? ¿Te ha motivado e inspirado?

Gema: Sí, yo así lo percibí.Desde el primer día ella fue muy cercana, muy real, me preguntó que necesitaba, dónde me veía, me recomendó no pensar tan a largo plazo. Era lo que necesitaba: ver que no todo es tan pragmático como tú lo tienes pensado y que puedes elegir un camino que hace dos años no lo tenías ni pensado. Eso no tiene nada de malo, incluso si no te va bien, volver al inicio. Ella me habló desde su perspectiva personal, me ayudó a pensar las decisiones y empezaron a surgir proyectos. Después de esa charla y de su visión, estaba más confiada en mi misma, eso fue lo mejor que tuve de la mentoría con Ana, su trato sincero.

Alejandro: Yo creo que fue bastante cercana, al principio estaba bastante nervioso y ella consiguió que se me pasaran los nervios enseguida con un par de comentarios. Creo que ella llegó a entender muy bien las incertidumbres que tenía. Ahora estoy planteándome si me gusta o no la Ingeniería, pero ella logró entender la incertidumbre que siento al terminar la universidad y no saber qué hacer. Creo que llegó a empatizar bastante conmigo. En ningún momento me sentí intimidado, es una mujer muy maja y su empatía puede ayudar a la gente a encontrarse.

Escuchar su historia, ¿te generó tranquilidad?

Alejandro: Sí, justo estaba pensando en esa palabra. Es tranquilidad, no es otra cosa. Cuando me contó su historia pensé en las incertidumbres que puedo tener yo y que ella también tuvo pero a pesar de ello ha podido llegar al puesto que ha querido tener y que además le gusta. Yo ahora estoy mucho menos preocupado por mi futuro; lo que vaya viniendo vendrá y lo orientaré a lo que me gusta. Creo que más que canalizar miedos me ha servido para reafirmar ideas. Me ha aconsejado y me ha encauzado algunos pensamientos.

¿Cuáles fueron los objetivos y cómo se fijaron en tu caso las necesidades de los encuentros?

Gema: La base fue la primera reunión, donde contamos toda la historia desde el inicio. Yo estaba convencida de que me quería dedicar al Business Intelligence y fue cuando Ana le pidió a su compañera que me compartiera las necesidades y opciones de negocio que había en el área, o en qué me tenía que especializar para entrar en ese departamento. Luego, empecé a testear y buscar por internet tipos de máster; me dieron una solicitud, apliqué y recibí una beca. Hable con ella para ver qué le parecía y luego fueron conversaciones específicas para conocer su opinión sobre este enfoque. Le preguntaba qué le parecía mejor, si una escuela u otra, qué networking había detrás o si sabía el nivel de los profesores.

Alejandro: Claro que quería sacar partido de esto. Antes de ir, me preparaba las preguntas y enfocaba la conversación. Tenía en la cabeza un par de ideas que quería conversar con Ana. Ella luego me escuchaba y luego me aconsejaba.

Si tuvieras que decirle a un próximo mentee cuáles son los beneficios del Programa Mentores CYD, ¿qué dirías?

Gema: Creo que las personas que se adhieran a este programa deben tener un poquito de trayectoria anterior. Cuando se sale de la universidad, uno no sabe completamente nada, menos aún en qué área se va a especificar o se tiene una idea que luego de un año no tiene nada que ver con lo inicial. Un mentee que sale de la carrera con la ideas claras y que necesita un mentor para que le brinde solo el enfoque sería lo ideal. O una persona que salga de la carrera y lleve un año o dos y se plantee cómo está y qué ha aprendido de las empresas que le han brindado la oportunidad. Pero creo que un mentor te puede redireccionar cuando tú ya tienes un background detrás y algo que quieras cambiar o que necesitas enfocar.

Alejandro: Creo que el hecho de tener una figura de autoridad que ha conseguido triunfar en su campo te diga “no pasa nada que te sientas mal al acabar la universidad porque yo también me he sentido así y mira dónde he llegado”, tranquiliza un montón. Además, que esta figura te pueda aconsejar tiene una validez que no la tiene cualquiera. Podría exponer mis problemas a mis amigos y ellos me darían su opinión pero sin validez ni respaldo porque están al mismo nivel que yo. En cambio, a la Directora de Recursos Humanos de The Boston Consulting Group no le puedo cuestionar nada.

¿Cómo ha sido la relación con un profesional de alta trayectoria? ¿Qué rasgos, valores y principios crees que debe tener para ser un mentor?

Gema: En el momento en el que me encontraba, necesitaba algo relacionado con la experiencia, que me ayudara en el enfoque. Ella se posicionó en partir de su experiencia para ayudarme. En mi caso, nos centramos en el cambio y en el foco que yo quería tomar, no tanto en su carrera sino ver qué hacía con la mía. Un mentor te puede asesorar, te puede hacer pensar sobre lo que quieres hacer en el futuro y plantearte cosas que a lo mejor ni siquiera te las habías planteado. También, es alguien que te asiste desde el conocimiento, que sabe qué es lo que se requiere aprender o aportar a una empresa, y por tanto en qué me tengo que focalizar para conseguirlo.

Alejandro: Que al mentor le apetezca y que esté entusiasmado es lo principal. Todo lo demás pasa a segundo plano. El interés es fundamental. Luego por supuesto las entrevistas se hacen más amenas si son divertidas y la persona está dispuesta a ayudarte. Ana fue muy agradable, muy positiva y muy enérgica. Estaba realmente interesada en ayudarme, muy receptiva, esperando nuestra conversación, preguntando e iniciando una nueva charla.
El Programa Mentores CYD me ha ayudado a descartar ideas y tener preferencia por algunas de las que creo poder optar, y cómo conseguirlas.

¿Cómo definirías una relación de mentoring?

Gema: Yo no tengo idea aún dónde estaré dentro de dos años, sólo me he planteado el mediano plazo pero no el largo. Todo puede dar una vuelta y creo que eso es una ventaja, implica seguir aprendiendo. Esa es una de las visiones que Ana me ha dado y que creo que la definen. Muchas veces, los jóvenes sentimos que no hay futuro, que todas las puertas se nos cierran, que nos piden un montón de experiencia y de títulos, pero en el fondo no es tan así. Si uno puede ver el medio plazo y consigue llegar a él, ya veremos qué pasará en el futuro y sino se dará una vuelta y se encontrará otra cosa.
Lo que nos inculcan al salir de la carrera es algo super lineal: conseguir un trabajo vinculado, pero siempre aparecen cosas nuevas que el mercado ha ido inventando y uno tiene que poder decir “me encantaría enfocarme en esto que jamás imaginé y que ahora me parece interesante”.

Alejandro: Siguiendo la metáfora y salvando las distancias, como un entrenador y un deportista. El mentor o entrenador ya ha visto bastante y no deja de ser una figura de autoridad, respetable, pero también entiende las necesidades y la posición del otro. El mentee o deportista querrá hacer lo mejor posible y el entrenador deberá canalizar el talento que tiene el deportista.
Ana me ha querido inspirar. Le conté mis frustraciones con el TFG y ella me transmitió y me aconsejó respecto a una cualidad que se demanda mucho actualmente y que se tiende a perder: la resiliencia o capacidad de soportar los cambios. En el mundo laboral cada vez se demanda más pero la gente abandona más y no aguanta tanto como antes. Esa es una cualidad que se nos pide a los ingenieros y Ana me recomendó hacer el máster porque me ayudaría a trabajar en ello.

Desde tu visión particular, ¿cómo crees que está actualmente el mercado laboral?

Gema: El mercado laboral está complicado. Al salir de la universidad, necesitas mucha diversificación y conocimientos para que te cojan en un sitio. En las ofertas que se cuelgan de empleo piden experiencias y control de sistemas operativos o de distintas aplicaciones, conocimientos que al salir de la carrera aún no han sido adquiridos. Sí creo que hay dinamismo: si tú tienes un foco que quieres seguir, hay muchas opciones para tener ese saber y ganar una oportunidad para entrar al mercado laboral. Creo que es muy importante que al salir de la carrera uno se siga formando y estudiando a través de cursos o plataformas, conferencias, eventos. Pensar cómo estar en el mundo del trabajo específico.

Alejandro: El mercado creo que es exigente, se espera de nosotros por la fama que tienen los ingenieros que enfrentemos los problemas y los sepamos resolver de la manera más rentable posible, siendo más óptimos que los demás ingenieros. Yo creo que en el caso de la Ingeniería no son tanto los conocimientos teóricos o técnicos que se deban tener; lo que se demanda es la capacidad de resolución de problemas y eso no se encuentra en internet. En mi caso particular que es Ingeniería industrial, importa entender un montón de sectores de la industria, poder conectarlos, que puedan converger en un punto y que puedan ser distribuidos de forma eficiente en ese punto de convergencia.

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